Agenciar empleos

CON EL, nuevo año han comenzado a funcionar. las agencias. privadas de colocación. Estas nuevas entidades competirán con el Instituto Nacional de Empleo (Inem) -que sólo interviene en el 10% de las colocaciones- en la búsqueda de trabajo para personas paradas. La ruptura del monopolio que ejercía ese instituto. oficial es algo en sí mismo positivo en la medida en que la ausencia de rigideces burocráticas debe favorecer, en teoría, una más fácil adaptación de la demanda de empleo a la, oferta realmente existente.Las nuevas agencias de colocación,-hay24 autorizadas- están llamadas a dinamizar un mercado laboral demasiado rígido. Con una tasa de paro que dobla la media de la Unión Europea, no es normal que el 70% de los parados manifieste no estar dispuesto a aceptar un puesto de trabajo en un lugar diferente al de su residencia, y que cuatro de cada diez desempleados rechacen cualquier ocupación por un sueldo inferior al establecido para su cualificación.

Pero las agencias de colocación, tienen la particularidad de que no podrán obtener lucro alguno por su mediación y sólo Cobrar una cantidad a modo de compensación por los gastos de gestión. Parece una contradicción con su carácter de entidades privadas. Sin embargo, la legislación lo recoge así con el objetivo de garantizar el principio de igualdad de oportunidades de los que buscan empleo. Naturalmente, ello reduce en la práctica los aspirantes a crear tales agencias a las organizaciones, públicas o privadas con fines sociales: los colegios profesionales, ayuntamientos, asociaciones de vecinos, sindicatos, entidades religiosas u otras en cuyos estatutos se reconozca explícitamente su condición de carecer de ánimo de lucro. Tres de las agencias autorizadas han sido promovidas por otras tantas comunidades autónomas -Galicia, País Vasco y Valencia-; cinco, por ayuntamientos; cuatro, por colegios profesionales, y el resto, por organizaciones no gubernamentales y fundaciones. Una de ellas corresponde a una iniciativa del Arzobispado de Zaragoza.

Algunos subrayan el riesgo de una gestión paternalista y poco profesionalizada, al tiempo que los sindicatos advierten que puede surgir una red que' establezca una cuota sobre el salario del, contratado. En todo caso se trata de un experimento, y sólo la práctica dirá si es o no conveniente reformar la fórmula. Lo que no es admisible es renunciar a explorar una vía que en otros países se ha revelado eficaz.