Santa Claus iba de rojo
Corre un rumor erróneo por España: que Santa Claus antes iba de verde y que la imagen actual americana de Santa Claus la creó la publicidad de Coca-Cola. La Coca-Cola, inventada en Atlanta en el año 1886, popularizada en el fin de siglo, en los años treinta sí utilizó la figura de Santa Claus en su publicidad navideña, pero con la iconografía ya establecida del gracioso y encantador gnomo. Mi padre, que este año cumple 80 años, me confirmó por teléfono el otro día desde Florida que cuando él era pequeño, en Nueva York, en el año 1920, Santa Claus, "de toda la vida", iba de rojo.Conocemos, por supuesto, una imagen más antigua, más europa, de san Nicolás: un hombre alto, enjuto, pelín solemne (cara de obispo), con un abrigo largo, largo, posiblemente verde, como dice el mencionado rumor. Oriundo de Asia Mayor, viajan sus huesos a Italia, llega él a los países nórdicos desde España montado en caballo blanco (¿se mezcla, quizá, con Santiago?). Generoso, sí, pero con poca alegría.
La iconografía de hoy se funda, yo creo, en el poema -emblemático para Nochebuena en Estados Unidos- de Clement Clarke Moore, A visit from saint Nicholas, escrito por este catedrático en el año 1822 para entretener a sus hijos pequeños y publicado sin su consentimiento por unos amigos en el año 1823. Esta historia arrasó en América y cambió a Santa Claus para siempre. (Algo parecido ocurrió, pero ya a nivel mundial, con el villancio Heilige nacht -Noche de paz, para nosotros-, escrito, según entiendo, en circunstancias parecidas por el director de música de una parroquia en Alemania, a quien le faltaba una partitura para su coro esa Nochebuena).
Desde la publicación de esa historia, Santa Claus es bajito, gordito, con barriga que se mueve cuando se ríe; tiene ojos risueños, mejillas de rosas, hoyuelos divertidos, la nariz una guinda. Viaja en trineo guiado por renos, entra en las casas por las chimeneas, viste ropas manchadas de ceniza y carbón, disfruta repartiendo juguetes. Y va de rojo- Rosemary Rinder.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.