El informe maldito
Mariano Gómez de Liaño había hablado durante una larga hora y media. No podía, ni quería, ocultar un estado natural de crispación que, desde hace dos años, ya no le abandona. Miró a su camarada Jesús Santaella y clavó los ojos en su interlocutor."Y una condición fundamental. Que los peritos terminen su informe con los datos que tienen en estos momentos", sentenció.
Era el 25 de julio de 1995. La perorata tenía lugar en el edificio Semillas, de la Moncloa. Frente a los dos abogados, que jugaban de visitantes, estaba José Enrique Serrano, director del gabinete del presidente Felipe González.
Gómez de Liaño se refería al informe que, en parte, entregaron ayer los dos peritos; El abogado, por cuenta de sí mismo y de su cliente y socio, Mario Conde, quería que el documento no contara con la información que los peritos habían solicitado en mayo. Los datos comenzaron a llegar al juzgado a mediados de septiembre. Tres meses después, una parte de ese informe ya es una realidad.
El pasado 11 de diciembre, Gómez de Liaño volvía a la carga. Una coz al juez y a los peritos en forma de escrito. Según decía, se les debía exigir el informe inmediatamente. Estos hombres corporizaban "el acaparamiento (Liaño dixit) de la instrucción por el Banco de España".
Pues ya lo tienen. Ahora el juez tendrá que delimitar el resto de los informes pendientes, operación por operación, esbozados en la querella elaborada por el fiscal Florentino Orti y profundizada en las diligencias de investigación.
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