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EE UU sube al 35% el tope de audiencia que puede cubrir una sociedad de TV

Acuerdo final en la Ley de Comunicaciones

Congresistas, representantes de grupos de presión y la Casa Blanca han superado los últimos obstáculos para que se apruebe la Ley de Comunicaciones, un texto que sustituye normas en vigor desde 1934 y que liberaliza de forma escalonada todo el sector. El desmantelamiento de los monopolios y de las normas proteccionistas dará lugar a alianzas y fusiones que compondrán un nuevo panorama en EE UU.Las empresas telefónicas no tendrán limitaciones en el acceso a la larga distancia y a las comunicaciones regionales y podrán entrar en el negocio del cable. A cambio, los operadores, de cable y otras compañías tendrán la puerta abierta para entrar en el mercado telefónico.

La ley amplía los techos de propiedad de medios de comunicación en un mismo mercado. Esta limitación fue el último de los escollos para la redacción final del texto de la ley. Las empresas del sector audiovisual, sobre todo los grandes grupos como el de Rupert Murdoch, habían presionado a fondo para conseguir la liberalización total y poder operar con un número ilimitado de periódicos y emisoras de radio y televisión. La Casa Blanca, preocupada por los procesos de concentración que podían derivarse de la liberalización total, amenazó con el veto.

El acuerdo final permite a las empresas que amplíen la propiedad de estaciones de televisión hasta un techo equivalente al 35% de alcance de la audiencia nacional, en lugar del límite vigente, que es el de 12 estaciones a nivel nacional que no superen una audiencia total del 25%. En cuanto a la radio, el número de emisoras propiedad de una sola empresa dependerá de la densidad de cada mercado.

Este acuerdo, que incluye también un periodo de espera de tres años antes de que se liberalicen las tarifas de la televisión por cable, ha hecho que el vicepresidente Gore, que ha seguido muy de cerca el debate de la ley, valore lo conseguido como "una victoria para la economía de EE UU y para los consumidores norteamericanos". En opinión de Al Gore, se ha despejado el horizonte legal para "crear la industria de las telecomunicaciones del siglo XXI".

Por su parte, el senador Fritz Holings, uno de los padres de la legislación, señaló: "La ley que abre las superautopistas de la información está ahora lista para ser promulgada". El resultado final arroja una ley más moderada que el texto de la Cámara de Representantes y con más garantías para los consumidores.

Se acepta la censura

El texto final de la ley recoge también la obligación, para los nuevos aparatos de televisión, de incluir un microcircuito que permita a los padres censurar los contenidos de la programación, bloqueando programas o estaciones por anticipado. La industria del espectáculo había expresado su crítica hacia el chip antiviolencia en nombre de la libertad de expresión y por sus posibles repercusiones en las tarifas publicitarias.Otro polémico apartado tiene que ver con la censura en el Internet. Se confirma que la ley incluye multas de hasta 100.000 dólares y penas de cárcel a aquellos responsables de que circule "material indecente" accesible a menores en las redes informáticas. La polémica es tan previsible que la ley anticipa ya que cualquier denuncia deberá ser resuelta por un tribunal federal.

Para los consumidores, la competición debería traducirse en la ampliación de servicios y la disminución de costes. A corto plazo" los norteamericanos podrán elegir entre varias compañías telefónicas y utilizarlas para diferentes servicios, desde la larga distancia hasta el encargo de vídeos a la carta. Las tarifas de la televisión por cable deberían estabilizarse o bajar, al estar sujetas a la competencia. "Es un regalo de Navidad para los consumidores", en opinión del congresista Edward Markey.

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