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HACIA LA PAZ EN LOS BALCANES

Pedradas, minas y paciencia

Ramón Lobo

, Las fuerzas de la OTAN no van a escapar a la ley de los Balcanes. Toda tropa que entra en este territorio es probada por las partes para conocer el límite de su paciencia. Un día puede ser una pedrada contra un vehículo, otro día un disparo. El grado de respuesta a las primeras provocaciones puede marcar toda la misión. Una réplica excesiva podría generar una escalada militar, tipo Somalia, y obligar a las tropas de la OTAN, sobre todo a las americanas, a una retirada prematura. Un exceso de tolerancia implicaría una pérdida de respeto que iría socavando lentamente el prestigio (temor) de la OTAN en Bosnia-Herzegovina.

Además de este peligro, de carácter filosófico, existen dos muy concretos. Las carreteras, muchas de ellas intransitables y peligrosas, y las minas. Se calcula en más de seis millones de minas las existentes en este país. No hay mapas de localización. Es necesario desminar los terrenos metro a metro. Un equipo de artificieros compuesto por ocho personas trabaja 30 minutos y descansa otros 30. Al cabo de un día pueden haber limpiado 12 metros cuadrados.

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Un peligro añadido reside en el propio acuerdo de Dayton, cuya virtud principal es descontentar a bosnios, croatas y serbios. Algunos militares de la Armija aseguran que esta guerra no está terminada, está tan inacabada como la del 14 y el 45. El peligro para la IFOR es que se reanude la lucha en primavera, como es costumbre, sin esperar a su marcha a finales de 1996.

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