Aniversarios
Viendo cómo están las cosas, se saltan los lagrimones leyendo, en este cincuentenario de la creación de la ONU, algunos de los párrafos de la Carta de sus principios: "Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos, a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra (...), a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas (...), a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida, dentro de un concepto más amplio de libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz...". La verdad es que, si comparamos las intenciones con los resultados, el asunto es de infarto.Pero: pero todavía sería peor que la ONU no existiera. Y, sobre todo, sería peor que no existieran la Federación Mundial de Asociaciones para las Naciones Unidas cuyos miembros luchan, desde numerosos países -entre ellos, el nuestro-, para renovar, revitalizar y dotar de sentido a dicha unidad de naciones. Precisamente, éste es el sentido del manifiesto elaborado por la Asociación para las Naciones Unidas en España (Madrid) con motivo del 40º aniversario de la presencia española en tal organismo, que se celebra este mes. Se han movilizado los onuitas españoles para que esa necesidad de airear, ventilar y mejorar la casa madre / madrastra se convierta en tarea de todos. Y han realizado una serie de actos, de los que será colofón el concierto que, el próximo día 22 de diciembre, tendrá lugar en el Auditorio Nacional de Madrid, con actuación de la Orquesta Sinfónica Chamartín bajo la dirección de Pascual Osa y con temas de Albinoni, Bach y Beethoven.
Los aniversarios coinciden con el fin del Año Internacional de la Tolerancia, un tema que no debe tener fin.
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