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González nombra a Westendorp ministro de Exteriores, en contra de la opinión de Solana

, Carlos Westendorp se quedó boquiabierto. Cuando llegó el brindis, en la comida de despedida que ofreció a la cúpula del Ministerio de Exteriores, Javier Solana anunció que iba a dar una primicia: su sustituto será el secretario de Estado para la Unión Europea. Los comensales rompieron a aplaudir a Westendorp, uno de los artífices del éxito de la presidencia española de la UE y el favorito de los diplomáticos para hacerse cargo de su ministerio. No era, sin embargo, el candidato predilecto de Solana, que hubiese preferido a un político socialista.

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Lluvia de elogios internacionales

Cuando Solana hizo su anuncio, el nombre de Westendorp corría ya por los pasillos de la sede madrileña del PSOE. El presidente Felipe González había informado a la Ejecutiva Federal de su partido que iba a nombrar al secretario de Estado al frente de Exteriores. Por la tarde Westendorp fue recibido en el palacio de La Moncloa por González.La revelación de González no fue una auténtica sorpresa. El sábado el jefe del Ejecutivo había declarado en una rueda de prensa que la labor de Westendorp durante el semestre español había suscitado tantos elogios que se merecía ser nombrado no sólo ministro de Asuntos Exteriores, sino presidente del Gobierno.

Westendorp no era, sin embargo, el hombre entre cuyas manos Solana quería dejar su herencia, según fuentes gubernamentales. En las conversaciones que mantuvo con González sugirió al ministro de Industria, Juan Manuel Eguiagaray, como sustituto. El titular de Comercio, Javier Gómez Navarro, añadió, se podría hacer cargo temporalmente de la cartera de Industria.

Solana coincidía en buena medida con su partido en su empeño por colocar a un político para dirigir la política exterior de España, uno de los principales haberes del Gobierno. Aunque no sea un asunto que apasione a la opinión pública, en el PSOE se pensaba que uno de sus pesos pesados podría rentabilizar mejor durante la próxima campaña electoral los éxitos cosechados.

Diplomático y socialista

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Westendorp, que dentro de tres semanas cumplirá 59 años, es, sin embargo, militante del PSOE aunque no ejerce ninguna responsabilidad en el partido. Diplomático de carrera, empezó a estar vinculado con la integración europea a partir de 1970, cuando fue nombrado jefe de Relaciones con la Comunidad Europea. Once años después se conviertió en el número dos de la Secretaría de Estado para la CE y, en 1986, cuando se produjo la adhesión de España, acababa de ser designado para encabezar la Representación española ante la Comunidad.En abril de 1991 Westendorp fue nombrado secretario de Estado por Francisco Fernández Ordóñez. Dos años y medio después peligró en su cargo porque Solana sopesó prescindir de él. Finalmente sólo se deshizo de su otro secretario de Estado, el de Cooperación Inocencio Arias. Westendorp alcanzó su máximo renombre internacional durante la presidencia española de la UE, periodo en el que ha dirigido el llamado Grupo de Reflexión, que empezará a preparar la reforma de Tratado de Maasthcht. El principal argumento de González para rechazar la opción sugerida por Solana ha sido, presumiblemente, que quería a un hombre ducho en política exterior para no ser constantemente consultado, sobre todo ahora que tendrá que volcar todos sus esfuerzos en la política interior.

Para sustituir a Westendorp en la secretaría de Estado se barajan tres nombres: el de su número dos, Javier Conde; el de su jefe de gabinente, Emilio Fernández Castaño, y el de un director general, Alberto Navarro.

También habrá que reemplazar al otro Secretario de Estado de Exteriores, el de Cooperación, el socialista José Luis Dicenta. Antes de abandonar el ministerio, Solana ha puesto en marcha la petición de plácet para poder nombrarle embajador en México. La representación diplomática española en México tiene cada vez tintes más políticos y la próxima designación de un socialista para dirigirla ha sorprendido en Exteriores porque el Partido Popular puede destituirle si gana las elecciones.

La última jornada de Solana como ministro de Exteriores -hoy saldrá su cese en el Boletín Oficial del Estado- fue tan frenética como las anteriores. Por la mañana firmó una declaración con su homólogo chileno, José Miguel Insulza, después acudió a la Ejecutiva y, a la una de la tarde, repartió abrazos efusivos y besos en la recepción multitudinaria que ofreció a los funcionarios del ministerio y a la prensa. Almorzó con todos los altos cargos de su ministerio y sus esposas que le regalaron una caja de plata con sus firmas grabadas y un humidificador de puros. Les agradeció a todos su apoyo y, especialmente, a Westendorp del que, reveló, será el próximo ministro de Asuntos Exteriores hasta las elecciones de marzo. Se acabó entonces la ducha escocesa a la que había sido sometido el secretario de Estado. Por la noche, Solana viajó en vuelo regular a Bruselas. Allí se hará cargo hoy de la Secretaría General de la Alianza Atlántica.

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