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SENTENCIA HISTÓRICA DEL TRIBUNAL DE LUXEMBURGO

Un silencio significativo

Bosman recuerda el largo camino lleno de presiones y espera la hostilidad de sus compañeros, de los que nunca tuvo ayuda

"No sabemos nada del fallo. Sólo sé que me cago de miedo", declaró expresivamente y en perfecto castellano uno de los abogados de Jean-Marc Bosman, Jean-Louis Dupont, minutos antes de que los 12 jueces miembros del tribunal entraran en la Gran Sala de Audiencias. La expectación era enorme. Decenas de cámaras de televisión, 200 periodistas y gentes del derecho ocuparon todos los asientos de la sala. Se habían tomado todas las medidas necesarias para que el fallo no trascendiera antes de tiempo. Se limitó la utilización de los servicios informáticos para evitar filtraciones y la cincuentena de personas que conocían la sentencia hicieron honor a su juramento de silencio profesional hasta el último instante.Tras la lectura del fallo, y superados los titubeos iniciales, Bosman y sus abogados se retiraron a una sala para estudiar la sentencia con calma antes de desatar la euforia. Pero la euforia llegó, y también los recuerdos de un trecho largo y duro, en el que no han faltado "ni las presiones políticas del lobby de la UEFA", en palabras de Dupont, ni el "significativo silencio de mis compañeros más carismáticos", en amarga expresión de Bosman.

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Menudo de talla, pelo negro rapado a cepillo, ojos ligeramente bizcos, Jean-Marc Bosman se convirtió ayer en "un escalador que ha llegado a la cima". "Al principio todo fue por una cuestión personal. Luego las cosas se fueron agrandando y he pasado por momentos muy duros. Si fuera por la solidaridad de mis colegas no habría llegado hasta aquí. Estoy aquí gracias a mis abogados", dijo Bosman con una mezcla de ironía, satisfacción y amargura. "Ya estoy en la cumbre y ahora me siento muy cansado. Quiero hacer el descenso sin prisas, poco a poco. Ahora sí espero la hospitalidad de los profesionales", añadió.

Bosman quiere dedicarse al sindicalismo. "Quiero fundar un sindicato de futbolistas en Bélgica, pero para ello necesito el apoyo de los jugadores más carismáticos y la colaboración de los sindicatos que ya se han formado en otros países para que me transmitan su experiencia. Quiero fomentar unas relaciones más humanas entre los jugadores", afirmó.

El pequeño Bosman recibirá un homenaje de todo el mundo del fútbol que se celebrará en España, un país pionero en la defensa de los derechos de los futbolistas profesionales. El encuentro enfrentará a una selección europea -con Bosman, claro- a otra con jugadores del resto del mundo. Los beneficios económicos serán para este pequeño gigante, que ha visto truncada su carrera profesional pero que ha acabado entrando en la leyenda del fútbol.

"Hay que borrar las estructuras arcaicas para hacer un fútbol más democrático. A partir de ahora los jugadores ya no estarán dominados por los clubes", señala con discreción el abogado Dupont a pesar del triunfo. "Ha sido muy significativo el silencio de los grandes clubes durante estos años. Yo creo que ahora están secretamente satisfechos", afirmó el letrado, uno de los artífices de que Bosman haya conseguido su objetivo.

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