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Los paros parciales en el metro consiguen atascar el tráfico en superficie

Los paros en el metro alteraron muy levemente la normalidad en el subterráneo. El consejero de Transportes, Luis Eduardo Cortés, piensa que la incidencia de los paros fue "poca de cara a los usarios". Con unos servicios mínimos del 60%, Cortés afirmó que trabajaron el 62,5% de los conductores. Este porcentaje sobre un total de 1.154 maquinistas, supone que ayer cogieron los mandos de las máquinas 721 hombres. Pero en superficie sí tuvo consecuencias. Según el Gabinete Municipal de Tráfico, la saturación de las calles aumentó en un 5%. Muchas personas cogieron su vehículo para no viajar apretados por los paros. Así, entre las 8.00 y las 9.15, los coches entraban con cuentagotas en la ciudad.

Ocho de la mañana. Estación de Legazpi, en el andén de la línea circular en dirección a la Ciudad Universitaria. Un grupo de unos 50 usuarios espera el tren que les lleva a clase o al trabajo. Unos miran su reloj; otros, el contador que indica los minutos transcurridos desde el paso del último tren. Un universitario se aproxima a otro para comentarle: "Esto se retrasa, ¿que no?". No ha terminado de pronunciar la última frase y el tren ocupa la boca negra del túnel. El retraso, se debe a los paros parciales iniciados ayer por el Sindicato de Conductores. Algunos viajeros consultados, ya dentro del convoy, aseguran que en los días normales el vagón va algo más despejado.La escena se repetía ayer, entre las 6.45 y las 8.45, en las estaciones de Ciudad Universitaria, Moncloa, Sol, Goya y Avenida de América. Grupos de usuarios, poco informados de los motivos de la huelga, después de conocerlos, mostraban su irritación. "Siempre pagamos los mismos, los que nos pegamos el madrugón y salimos a la calle de noche y con frío", decía Arturo Almazán, un vecino de Coslada que acude a diario hasta avenida de América en un autobús para estar a las nueve de la mañana en un comercio familiar situado en la calle de Narváez. Avenida de América era la estación con más aglomeraciones de las recorridas por este diario en la hora punta de la mañana.

Al salir a la superficie sí que se notaban los efectos de los paros en el tráfico. Los accesos más colapsados eran los de las carreteras de Barcelona y de Valencia. Ya dentro de Madrid, el atasco se instaló en Atocha, el paseo del Prado,. Manuel Becerra, López de Hoyos y Cuatro Caminos.

Por la tarde, la reducción del servicio entre las seis y las ocho también causó molestias, aunque se cumplieron los servicios mínimos del 60% con creces, ya que incluso circularon siete trenes más de los previstos, correspondientes a los trabajadores que no siguieron los paros, según el Sindicato de Conductores.

Ruiz-Gallardón interviene

Hoy se repiten los paros. Ayer no hubo conversaciones entre la empresa del metro y el Sindicato de Conductores. Este sector de los trabajadores (son 1.100 personas, en lana plantilla de 5.700) presiona con la huelga para conseguir el reconocimiento de la categoría de conductor y mejoras en la seguridad en el suburbano. El reconocimiento de los riesgos de este trabajo supone mejoras salariales. Y los responsables de Metro y de la Consejería de Transportes no admiten negociar nada referido a las nóminas debido a que está en vigor el convenio colectivo de la empresa hasta finales de 1996.

El presidente del Gobierno regional, Alberto Ruiz-Gallardón, admitió ayer que los conductores tienen razón en sus reclamaciones, pero también les recordó que es necesario respetar, "por obligación moral", el convenio vigente en la empresa.

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