Campamento y Brasilia
Gallardópolis tiene al menos dos precedentes en Madrid. El sueño de desplazar del centro de la colapsada capital a la periferia varias de sus numerosas dependencias oficiales ya lo tuvo el anterior presidente regional, Joaquín Leguina, hace años. Se evaporó. Ahora lo rescata su sucesor, Alberto Ruiz-Gallardón.En agosto de 1988, Leguina firmó con el entonces alcalde de Madrid, Juan Barranco, y con el entonces ministro de Defensa, Narcís Serra, todos socialistas, un convenio para desmantelar los cuarteles de Campamento. Allí, sobre 798 hectáreas una vez liberadas de usos militares, debía de levantarse en ocho años una miniciudad de ministerios y consejerías. Campamento hace tiempo que murió. Leguina siempre acarició esa idea. Y en 1991 regresó de una de sus citas con Felipe González, el presidente del Gobierno central, con un nombre distante para la misma obsesión: la ciudad de Brasilia.
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