De la manzana de Newton a los bigotes de Stalin
Todo cabe en la propaganda política televisiva de las 43 formaciones que participan en la campaña
Desde la manzana de Newton a una pareja de bovinos, pasando por abundantes iconos y templos ortodoxos, imágenes de Stalin y rostros infantiles, angustiados o sonrientes (según se quiera subrayar su indefensión o el futuro brillante que les espera), todo es bueno en la publicidad televisiva de las 43 formaciones políticas que compiten en las legislativas de dentro de dos domingos en Rusia.Los espacios televisivos gratuitos, que fueron equitativamente sorteados, y la publicidad de pago que actualmente pueden contemplar los rusos constituyen un desafío sin precedentes para la imaginación de las nuevas agencias publicitarias del país y la capacidad económica de los contendientes.
Estos espacios se emiten sólo en las cadenas estatales, y constituyen prácticamente la única posibilidad de los grupos más modestos de trasmitir su mensaje electoral. Sus dirigentes (como la curandera Zhuna, que asegura que el presidente Borís Yeltsin "está sano", o los inversores estafados por los fondos de inversión fraudulentos, que aprovechan la pantalla para organizarse mejor) arengan desde un aburrido decorado que imita una pared de mármol. Por lo general, sin embargo, los principales grupos combinan la aparición de los bustos parlantes con los videoclips de producción propia.
En un clip en el que aparece Newton y la manzana que le sirvió para descubrir la ley de la gravedad, el grupo Yábloko (Manzana) advierte a los telespectadores de que sobre sus cabezas puede caer "algo mucho más pesado" de no votar al economista Grigori Yavlinski. La pareja de bovinos es utilizada por el jefe de la Duma (Cámara baja del Parlamento), Iván Ribkin, para la iniciación política. "Explotación es cuando te ordeñan y se llevan la leche sin que tú la veas", dice el buey a la vaca. Los templos ortodoxos se repiten mucho y aparecen en la publicidad del Congreso de las Comunidades Rusas (CCR), cuya figura más popular es el general Alexandr Lébed.
Pese a la heterogeneidad de enfoques, la reiteración de algunos motivos permite descubrir algunos temas básicos. Destacan los taques -tanto por la izquierda como por la derecha- a la reforma económica del Gobierno, y especialmente al programa de privatización a base de bonos. Se repiten las referencias al Estado y al patriotismo ruso, incluyendo diversas expresiones de nostalgia de la URSS, así como las críticas exacerbadas a Occidente, el rechazo a la disolución violenta del Parlamento ruso en octubre de 1993 y la repulsa a la guerra de Chechenia.
Las críticas a la forma de realizar la privatización entran en el terreno personal y ponen en duda abiertamente la honestidad de los dirigentes. El liberal Borís Fiódorov, ex ministro de Finanzas, que dirige el grupo ¡Adelante Rusia!, enfrenta a los telespectadores con preguntas como "¿qué político en el poder se parece más a un padrino mafioso?". Y no deja lugar a dudas: la música de una película de suspense acompaña la secuencia de unos misteriosos coches negros que abandonan la sede del Gobierno. "Su casa", afirma una voz en off, aludiendo de forma inequívoca a Nuestra Casa es Rusia (NCR), el partido que dirige el jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin, "son altos precios. Su casa son altos impuestos. Su casa son la corrupción y la criminalidad". A la corrupción se refieren también los líderes del CCR, que utilizan una reja carcelaria para hacer una elocuente advertencia a los funcionarios sensibles al soborno, y los dibujos animados para aludir a la vinculación entre NCR y los beneficios de Gazprom, el monopolio del gas ruso que antes dirigía Chernomirdin.
Muchos equiparan la privatización a un saqueo de envergadura estatal, y la idea de robo perpetrado contra un pueblo entero sirve de argumento a las formaciones más nacionalistas para acusar a los dirigentes del Estado de venderse al capital extranjero. Nikolái Lisenko, el líder del Partido Nacional-Republicano, se refiere a los "insectos del Kremlin", y acusa a Anatoli Chubáis, el padre de la privatización, de "heredero espritual" de los bolcheviques.
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