El recuerdo de un 4-3
En estas vísperas de las navidades, el fútbol nos ofrece un partido en la cumbre, como lo es siempre un Atlético de Madrid-Barcelona, o lo seria igualmente si alguno de estos dos equipos tuviese como rival al Real Madrid o al mismo Deportivo. Es lógico que la afición esté ansiosa, ya que los dos conjuntos ocupan los primeros puestos de la tabla.El Barcelona resulta siempre un temible rival, ya sea con los jóvenes o los más veteranos. Pero cierto es que en los aledaños del estadio Calderón flota todavía el recuerdo del triunfo por 4-3 de hace dos temporadas, un resultado impensable después de la tristeza que habían pasado los rojiblancos al perder 0-3 en el descanso. Aquel júbilo final parece que sigue alimentando a los seguidores del Atlético, en el que, justo es decirlo, los tiempos han cambiado para mejor. En aquella ocasión, el Atlético andaba con el agua al cuello y ahora luce la etiqueta de gran favorito para la Liga. Obsérvese que decimos gran favorito, aunque haya que reconocer que estamos todavía en el mes de diciembre. Aún no ha terminado siquiera la primera vuelta y falta un mundo para conocer qué va a ocurrir. Además, el Barcelona puede lucir del mismo modo la etiqueta de aspirante, que nadie se la puede negar. Ahí está su marcha en el campeonato, a pesar de ciertas lagunas mostradas en su campo ante equipos no muy cualificados, como el Mérida o el Racing. Pero esos tropiezos no dejan de ser un exponente de la grandeza del fútbol.
Comparando ambos equipos, se podría decir que el fútbol. del Atlético es menos selecto que el de su rival de hoy. Los rojiblancos quizá no exhiban tanta calidad, pero con todo se trata de un conjunto tremendamente eficaz, muy competitivo, de mucha fuerza, que combina la juventud con la experiencia de jugadores como Solozábal, Penev o Simeone. Está además en un gran momento, y eso siempre es un factor que refuerza la moral de los equipos. El Atlético tiene mimbres para ocupar el puesto que ocupa y hacer una gran campaña.
Este Barcelona rejuvenecido ha cambiado un poco su rostro. En los últimos años ha destacado por su trato exquisito con la pelota. Entre sus futbolistas había auténticos ases y el equipo era capaz de mantener mucho tiempo la posesión en las proximidades del área, que es donde resulta verdaderamente difícil tocar el balón. Los de Cruyff siguen rigiéndose por esos conceptos, pero ahora se han vuelto más compactos.
Las apuestas están a la par. Quizá por las orillas del Manzanares el papel saldrá de color rojiblanco. ¿Y por las Ramblas?. Allá seguro que es azulgrana. No lo duden: cada uno está muy seguro, de sus propias fuerzas. Sobre todo, antes de que empiece a rodar el balón.
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