Sabor amargo
Leí el artículo de Soledad Puértolas El fanatismo y la risa. Me atrajo el título, pues es agradable que te hablen de reír, pero al final me quedó un sabor amargo, pues esa risa que tiene "el poder de sacarles de quicio" no es sino un modo de reafirmar los fanatismos ajenos, de producir aislamientos. Esa risa, en definitiva, es un lamento estéril. Hay que hacer algo por dialogar, por romper barreras, por comprender y ayudar a ser comprensivos.Puedo aportar también mi pequeña anécdota. Con frecuencia coincido en el portal y en el ascensor con un vecino que quizá reúne las características de la conductora del todoterreno. Invariablemente, ante mi ademán de saludar con un modesto "buenos días", seguía adelante imperturbable, altivo, como si nadie más estuviera allí. Opté por seguir intentándoIo reiterando con amabilidad mis "buenos días" hasta que, poco a poco, fui escuchando primero un sonido imperceptible, luego un ruidito a modo de gruñido, más tarde un "buenos días" ya inteligible, y ahora- desde hace tiempo- ya toma él la iniciativa en el saludo, dando pie a una conversación natural y sincera que a veces se extiende más allá del breve trayecto del ascensor.Al leer su artículo he reflexionado sobre este sucedido. Si yo hubiera sonreído irónicamente a mi vecino, probablemente habría logrado irritarle; con el diálogo se han roto barreras y ha aprendido a ser tolerante, al menos conmigo. Se ha tardado más en llegar a la risa, pero sin duda es una sonrisa sincera y amable, del que se alegra interiormente de encontrarse con el otro.- . .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.