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Una extraña simetría

Jan Martínez Ahrens

Uno de los secretos mejor guardados por la policía en el caso del doble crimen de los taxistas ha sido la captura de Abdeslán Kayat. Mientras la pista que condujo hasta Rachid Mufrag fueron las huellas dejadas en el coche y el relato de un testigo, la senda que permitió la detención de Kayat nunca ha sido revelada. La razón del misterio reside en que no hay tal pesquisa. Se trato de una simple casualidad. El 22 de noviembre, un día después del doble asesinato, el juez de guardia llamó a declarar a Rachid Mufrag, que acababa de pasar a su disposición. La Guardia Civil le sacó de los calabozos de la plaza de Castilla. El marroquí, sin afeitar, entró esposado en la sala y miró al magistrado a la cara. En aquel momento, era el único detenido por el, doble asesinato. Sin pestañear y antes de que se le preguntase nada, espetó en mal castellano: "¿Qué le ha dicho el que iba conmigo en el taxi?". Al juez se le enarcaron las cejas. "¿A quién se refiere inquirió el magistrado. "Al que estaba conmigo esa noche?", respondió Rachid. El azar había jugado su baza.En los calabozos judiciales, se encontraba precisamente Abdeslán Kayat, pero no estaba por el doble asesinato, sino por esnifar cocaína en público en el paseo de Santa María de la Cabeza. La policía ni siquiera le había relacionado con el crimen. De eso se encargó una extraña simetría, la misma que hizo coincidir a los dos hombres ese día y a esa hora tras las rejas. El juez, no tuvo más que levantar la mano para inculpar a Kayat, supuesto autor material de los asesinatos.

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El taxímetro marcaba muerte

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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