20 días de diálogo y cientos de mapas

Cuando el secretario. de Estado norteamericano, Warren Christopher, un duro negociador a pesar de su apariencia, decidió ponerle un límite a la conferencia de Dayton, lo hizo porque estaba convencido de que, de otra manera, esto no habría acabado nunca.Los mediadores estadounidenses habían aprendido en estos 20 días que, cada vez que había algo pactado, algún bando venía con nuevas exigencias o retractándose de lo que poco antes había aceptado. En ese plazo se dibujaron cientos de mapas, con las líneas de separación unos milímetros más arriba o más abajo.

El que parecía último mapa, el que permitió pronosticar el inmediato final de las conversaciones, fue negociado el jueves en una cena entre el promotor de estas conversaciones, Richard Holbrooke, y el primer ministro bosnio, Haris Silajdzic, en L'Auberge, un restaurante de cocina del Este de Europa que se distingue un poco del fast-food que domina los alrededores de la base Wright-Patterson, A la mañana siguiente, sin embargo, los bosnios llegaron con nuevas demandas, las del fortalecimiento de su ejército. Y los serbios contestaron con otras exigencias: más tierra en su corredor entre el este y el oeste de Bosnia.

Holbrooke tuvo que ir entonces a conversar con el presidente serbio, Slobodan Milosevic, para advertirle que las concesiones territoriales en ese lugar tendrían que ser compensadas con otras en el asunto sobre la actuación del tribunal de guerra. domo advertencia a Milosevic, Estados Unidos canceló la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se tenían que levantar las sanciones económicas a Serbia.

Ésa ha sido la tónica de esta conferencia, que generalmente se ha desarrollado fuera de la mesa de negociaciones, en paseos por las instalaciones de la base, o en el bar del cercano hotel Holiday Inn, el cuartel general de la prensa, donde el ministro de Asuntos Exteriores bosnio, Mohamed Sacirbey, comunicó a los periodistas su decisión de dimitir.