Oreja protestada a El Cordobés
Aunque el pésimo encierro que mandó Reyes Huerta tenía mucho peligro, los tres alternantes hicieron lo posible por agradar a la concurrencia en la segunda corrida de la temporada de oro.Manuel Díaz El Cordobés a pies juntos lanceó con suavidad al toro de su confirmación de alternativa. Aprovechó la movilidad que tenía por el lado derecho y con voluntad y oficio realizó una faena de buen gusto. Hubo varias series de muletazos ejecutados con temple y mando. El juez de plaza le concedió una oreja que fue protestada por parte del público y El cordobés la regaló a un espectador.
Con el pegajoso quinto el espada español se vio apurado al capotearlo. De rodillas inició su trasteo con temerarios pases por alto para continuar de pie con redondos, aunque algo retirados del ejemplar. El burel acabó con medio recorrido y El Cordobés echó a perder una aceptable labor con sus espantosos saltos de la rana,, que le fueron pitados por la mayoría de los asistentes.
Huerta Mejía, Cordobés, Flores
Toros de Reyes Huerta terciados, ilidiables, con resabios y flojos al caballo. Manolo Mejía: pinchazo y estocada honda tendida (silencio); estocada, dos descabellos -avisos- y descabello (abucheos).El Cordobés, que confirmó la alternativa: estocada caída (oreja protestada); estocada poco desprendida (división). Humberto Flores: estocada honda delantera perpendicular y descabello (ovación y salida al tercio); dos pinchazos, estocada honda delantera, descabello - aviso- y dos descabellos (aplausos). Monumental Plaza México, 19 de noviembre. Tres cuartos de entrada.
Manolo Mejía no se acopló al veroniquear al andarín y revoltoso segundo pero hubo señorío en su quite por mandiles. Inició su tarea con la muleta pudiéndole al astado pero como el adversario iba poniéndose más difícil, el matador se descontroló e, inexplicablemente, sus dotes de lidiador brillaron por su ausencia.
Aunque el cuarto era insípido, el coletudo de Tacuba le instrumentó vistosa larga cambiada de rodillas y se lució en quites y banderillas. Se empeñó en querer meter al topón cornúpeta a la flámula pero no lo logró.
Al áspero y nervioso tercero Humberto Flores lo saludó gallardamente de hinojos con dos emotivas largas cambiadas. Después de cadenciosas verónicas que remató con dos bellas medias rodilla en tierra, llevó al, morlaco al caballo con limpias y rítmicas tapatías. Su artística actuación con la franela la comenzó con efectivos doblones que obligaron a la res a humillar y fijar su bronca embestida en el engaño. Así pudo enjaretar tandas de suertes profundas y largas por el derecho que transmitieron emoción a los tendidos.
Con el incierto que cerró plaza, el jaliciense hizo gala de creatividad con la capichuela. Con la pañosa enseñó que piensa en la cara del toro, pues burló los tremendos derrotes con arte y recursos.
Babelia
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