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"Sin comunismo, Walesa no es capaz de vivir"

Lech Walesa o Aleksander Kwasniewski. Uno de los dos será el domingo el próximo presidente de Polonia. La entrevista con el candidato Kwasniewski comienza al revés. Es él quien pregunta por la situación política española. Dice sentir gran respeto por Felipe González, a quien admira. Le parece que Aznar carece de personalidad, pero admite que 12 años son muchos años y que se corre el riesgo de manosear demasiado las instituciones. Es economista de formación, y cuida su aspecto personal y sus maneras.Pregunta. ¿Cuáles van a ser los poderes presidenciales en la nueva Constitución.?

Respuesta. Más o menos los mismos que hoy. Nos quedaremos en la mitad del camino. Estoy contra una presidencia muy fuerte, porque tenemos una democracia muy reciente y existe el riesgo de que un presidente con mucho poder y un grupo de consejeros puedan dominar más de lo debido. Nuestra experiencia democrática no es muy profunda. Comenzó hace seis años. Antes de la guerra tuvimos una dictadura liberal, pero dictadura [se refiere al mariscal Jozef Pilsudski, el ídolo de Walesa]. Después, un sistema de partido único. Una presidencia fuerte es peligrosa ahora. En esta situación es muy importante tener un presidente con poder moderador.

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P. ¿Percibe a Walesa, si gana, como una amenaza para Polonia?

R. Creo que el señor Walesa es un hombre de democracia. Ésta es la segunda elección presidencial democrática tras la caída del comunismo y alguien tiene que perderla. Por supuesto, está el problema de su frustración, su disgusto si no gana, pero nadie puede estar en contra de los resultados de la elección sin estar contra las reglas del juego. Hay posibilidades de tensión en Polonia debido a la situación económica: tenemos desempleo [14%], pobres y regiones muy deterioradas, pero, en mi opinión, es imposible organizar nada serio contra el resultado electoral. Para mí, la gran pregunta es si el señor Walesa será capaz de reintegrarse al sistema si pierde el domingo. En mi el primer debate televisado ha sido una gran derrota para él, lo vi como el viejo atleta que ha ganado medallas de oro y que, veinte años después de sus victorias, habla todo el tiempo de sus éxitos pasados. ¡Lo sabemos, lo apreciamos, bravo [aplaude], pero fue hace 20 años! El tiempo pasa y hay nuevos desafíos y acontecimientos. Y es imposible enfrentarse a ellos diciendo: "Hace veinte años fui el campeón de Polonia". Creo que la pregunta personal más importante para el señor Walesa es si quiere convertise en símbolo, muy importante pero sólo un símbolo, o si es capaz de ser pragmático e integrarse en los partidos de derecha y ser un político más, como en todas partes en Europa. Es decir, abierto al futuro. Porque ahora está absolutamente encerrado en el pasado. El domingo, en televisión, utilizó la palabra "comunistas" veinte o treinta veces. En varias ocasiones tuve la impresión de que sin comunismo el señor Walesa no es capaz de vivir.

P. No he notado diferencias reales entre Walesa y usted sobre la Unión Europea o la OTAN.

R. Es cierto, y es una ventaja. Estamos políticamente de acuerdo en Polonia sobre la integración en la OTAN y en la UE, y es muy positivo. Si usted analiza nuestra situación y la filosofía de la unificación europea, la ampliación de la UE y de la OTAN es el próximo paso. Desde el punto de vista polaco, la unificación de Alemania ha sido muy importante, pero es sólo un peldaño en esta dirección global. Ahora esperamos los siguientes, porque, si Europa quiere ser un espacio integrado, sin nuevas fronteras, sin nuevas divisiones entre Este y Oeste, ricos y pobres, hay que organizar un nuevo concepto de Europa. Me encontré con él señor González en marzo o mayo de este año y me dijo que no es cierto que España esté contra la ampliación, sino muy al contrario. Comprendo que su país tiene algún tipo de responsabilidad e intereses en el Mediterráneo, por encontrar soluciones a los problemas reales de Marruecos o Túnez... Pero el siguiente escalón debe ser la ampliación hacia Europa central, con Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia.

P. ¿Temen ustedes a Rusia?

R. Con Rusia debemos ser muy consecuentes y muy pacientes. Consecuentes porque nuestra estrategia es estar en la OTAN y en la UE, y no hay razón para cambiarla por causa de los obstáculos rusos. Es nuestro derecho soberano y va en la dirección correcta. Nuestra integración en estas dos estructuras no va contra Rusia. Polonia está interesada, en tener buenas relaciones con Rusia, con Ucrania, con Bielorrulia. Son nuestros vecinos y necesitamos un buen en entendimiento económico y político con ellos. ¿Por qué debemos ser pacientes? Porque la situacion rusa es muy difícil: elecciones parlamentarias, presidenciales, Yeltsin en el hospital, caos económico, confusa situación política. Sería muy perjudicial que en esta situación nosotros reaccionásemos ante cada declaración de Moscú. Creo que la posición, europea respecto a Rusia debe ser igualmente paciente y consecuente. No podemos aceptar ni aceptaremos soluciones del tipo "si Rusia está en contra, hacemos una zona parachoques, aquí, en medio de Europa, y nos organizamos sólo con los países occidentales". Eso significaría nuevas divisiones en Europa.

P. ¿Cuál es el problema económico, más importante que tiene planteado Polonia?

R. Son dos. El primero, proteger nuestro crecimiento, porque es nuestra gran oportunidad para el futuro. Este año será del 6,5%, y el próximo, del 5,5%. Después, utilizar este crecimiento para solucionar problemas sociales muy difíciles y muy profundos: desempleo, pobreza, la cuestión de los pensionistas [alude al gran porcentaje del presupuesto que se dedica a pagar el retiro a nueve millones de personas], la reforma del sistema de seguridad social y la apertura de horizontes para. los jóvenes.

P. ¿Cómo ve las relaciones entre la Iglesia y el Estado?

R. Ya sabe que la sociedad polaca es muy tradicional. Yo estoy a favor de la normalidad, que significa más o menos la misma situación que en Europa occidental. Debemos garantizar la libertad religiosa de todo el mundo hacer iguales ante las leyes a las diferentes iglesias, la católica y las demás; y tener un Estado neutral, que significa queja ley en Polonia es la misma para todo el mundo, creyentes y no creyentes, católicos o protestantes. Por eso estoy contra los privilegios para la Iglesia católica en la Constitución [Kwasniewski es presidente de la Comisión Constitucional]. Si se quiere la igualdad de derechos para, todos los polácos, es imposible privilegiar a una religión.

P. ¿Es posible eso en Polonia?

R. Estoy seguro de que lo es. Esperemos los resultados de las elecciones.

P. ¿Va a ganarlas usted?

R. Tengo muchas probabilidades. Creo firmemente que es posible. El señor Walesa decía el domingo esa estupidez de que mis votantes son la nomenklatura. Sobre mi electorado he discutido con el señor Walesa tres veces, el domingo en televisión fue la tercera. En la primera vuelta de estas presidenciales he conseguido 6.300.000 papeletas y he sido el más votado por los jóvenes. Mi éxito es el del electorado real, de los valores de la izquierda. Porque entre esos seis millones de personas hay, evidentemente, gente muy conectada con la Iglesia católica. Creo que este 50% de la sociedad que más o menos tenemos a nuestro lado acepta mi estilo político, contrario a la agresión, con argumentos, un estilo de normalidad, en definitiva.

P. ¿Todo el mundo en su partido [Unión de la Izquierda Democrática, SLD, ex comunistas] está por la economía de mercado y el sistema democrático?

R. Estoy seguro. Nadie en mi partido piensa en volver al pasado. Nacimos en febrero de 1990, en circunstancias totalmente nuevas. Entonces tomamos las decisiones más difíciles para todos. Disolvimos un partido de dos millones de miembros y sólo 60.000 formaron parte del SLD desde el comienzo. Sabíamos que era un largo camino, y los que se apuntaron no lo hicieron ciertamente por los privilegios. Aquella opción de 1990 fue honesta. Nos dijimos que teníamos el espacio político y social en Polonia para los valores de la izquierda, socialdemocráticos. Y casi seis años después tengo que decir que estoy muy satisfecho, que no nos equivocamos. Estoy muy contento de tener buenos colegas como el señor González, o el señor Vranitzky, o Bruntland o Carlsson... Ellos comprendieron que éramos auténticos socialdemócratas, que no soñamos con volver atrás.

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