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Dos millones de funcionarios se quedan sin cobrar

Antonio Caño

Ninguno de los casi dos millones de empleados público entre civiles y militares, de Estados Unidos cobró ayer su salario. Ni siquiera el 60% de ellos, que tuvo que trabajar por ocuparse de labores que son consideradas imprescindibles.

Los que trabajaron cobrarán su sueldo una vez que Gobierno y el Congreso hayan puesto de acuerdo para extender el presupuesto que sirve para las operaciones diarias de la Administración pública. Los que no trabajaron tendrán que esperar hasta que el Legislativo apruebe una resolución especial para pagarles de forma retroactiva.

El personal de las Fuerzas Armadas, del FBI, la CIA, la policía de fronteras y otros servicios de seguridad, los empleados de los hospitales públicos, del servicio de correos y telecomunicaciones y Ios controladores aéreos estuvieron ayer en sus puestos, como de costumbre.

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La Estatua de la Libertad y otros monumentos nacionales, atendidos por empleados federales, tuvieron, sin embargo, que cerrar sus puertas a los turistas. También cerraron los museos de la Smithsonian, bajo administración pública, y los parques naturales que dependenden del Estado.

Tampoco operaron los funcionarios de las oficinas de pasaportes, excepto para casos de emergencia, ni los que manejan los contratos de obras públicas. Los encargados de pagar los cheques de la seguridad social y de pensiones para ex combatientes continuaron con su trabajo, pero no estuvieron abierta las oficinas para reclamar otro tipo de subvenciones del Estado o nuevas demandas.

Pendientes de Bosnia

El Departamento de Justicia siguió adelante con los casos de tipo criminal, pero suspendió los civiles, y en el Departamento de Estado trabajó personal que se ocupa de labores fundamentales, como las conversaciones de Bosnia pero el 80% se volvió a sus casas. Todos los empleados públicos se presentaron en sus oficinas. Alrededor de las 10 de la mañana, la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca emitió una orden que declaraba oficialmente el cierre de la Administración pública y unos 800.000 trabajadores regresaron a sus hogares.En Washington, cuyo presupuesto depende del Congreso, es donde más se notó el cierre. Entre los servicios que no funcionaron estuvo el Departamento de Obras Públicas, que se ocupa del registro de vehículos y de las multas por aparcamiento indebido. Tampoco trabajaron algunas dependencias de la Universidad del Distrito de Columbia. Las escuelas públicas abrieron sus puertas, y también funcionó al 100% el departamento de bomberos.

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