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FUTBOL DUODECIMA JORNADA DE LIGA

El Sporting sigue invicto en El Molinón

Víctor Fernández apostó por el juego ofensivo pero no le dio resultado

Como cada 15 días, el Sporting se vistió de gala para alegrar el domingo a su gente. Esta vez lo hizo tan bien que a la media hora ya tenía casi todo el pesca do vendido y los puntos en el bote.Víctor Fernández se marcó un farol y, cuando la situación del equipopedia prudencia, apareció con tres delanteros. Mirando. a la alineación, Rezza debió frotarse las manos. Sus jugadores iban a tener los espacios que se cotizan tan caros en El Molinón. Después de un par de avisos, Salinas abrió un marcador que pudo ser un escarnio para el campeón de la Recopa y que al final se quedó en un resultado llamativo. El atrevimiento de Víctor Fernández no tuvo continuidad en el campo. Poco importa pintar rayas en una pizarra si los futbolistas escriben renglones torcidos. Esnáider aparte, la diferencia entre el Zaragoza que maravilló el año pasado y el que dio pena ayer es que Aragón, Poyet, Nayim, ' Higuera y algún otro han caído en picado. Han perdido el juego fluido y avasallador para dar paso a las dudas y al conformismo.Cuando empezó el partido, el Sporting no sabía que se iba a encontrar un rival tan facilón. Por e so, y por las dudas que provocaba su racha victoriosa en casa frente a equipos de la zona baja, el arranque. fue espectacular. Los sportinguistas salieron con tantas ganas como en el estreno liguero frente al Albacete y, al igual que entonces, se fue al descanso con 3-0. Fueron 45 minutos de gran nivel porque el Sporting no se amparaba en sus individualidades y parecía por fin, un equipo hecho y derecho. El Zaragoza ayudó con su visión positiva, algo que no se estila cuando un equipo se va de viaje.

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El gol de Salinas, una muestra de lo que significa. la continuidad para un jugador, acabó con las dudas en el Sporting. Hasta ese momento había intentado imponerse, pero sin perder de vista la artillería aragonesa. No había razones para pensar que el Zaragoza podría romper su ineficacia ofensiva en Gijón. Higuera, que incordió mucho al principio, nunca encontró acompañamiento idóneo en los jóvenes, Morientes y Dani.

La fiesta sportinguista del primer tiempo se completó con el gol de David Cano, un chaval. que busca su sitio en la magnífica cosecha de futbolistas españoles jóvenes suficientemente preparados. David Cano jugó con maestría y sin estridencias, respaldado por un Hugo Pérez pletórico, que empujó al equipo con detalles de su repertorio. El último fue un cañonazo que calentó las manos de Juanmi, dando oportunidad a Julio Salinas de seguir su asalto al pichichi.

Jugando al contragolpe, los gijoneses se plantaron muchas veces en superioridad ante Juanmi, pero hubo demasiada precipitación en el remate y también exceso de preciosismo. Ni el gol de Nayim cambió el panorama porque el Zaragoza siguió siendo una sombra.

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