El Gobierno israelí cree que Rabin fue víctima de una conjura extremista
El asesinato de Isaac Rabin fue resultado de un complot de judíos extremistas dispuestos a detener a cualquier precio el proceso de paz, según reveló ayer el Gobierno israelí. "Creemos que existe una conjura", señaló el ministro israelí de Policía, Moshe Shahal. Las conclusiones del Ejecutivo evidenciaron la existencia de fisuras en los órganos de seguridad de Israel: el Shin Bet, los servicios secretos, discrepó de la tesis de la confabulación, que calificó de "conjetura". El magnicidio del sábado está sacando a la luz las diferencias existentes en una sociedad que hasta ahora se presentaba como homogénea, y tales diferencias han llegado hasta los mismos servicios de seguridad. "Existe una conjura organizada por un grupo de personas que contaba con la infraestructura [para el asesinato de Rabin] y preparó sus pasos cuidadosamente", señaló el ministro de Policía. No son más que "conjeturas", respondieron los portavoces de los servicios secretos, que rechazaron la hipótesis de la conspiración. Cuatro responsables del Shin Bet fueron destituidos el miércoles por presunta negligencia en el atentado.
Las pesquisas policiales han llevado ya a la detención de cinco personas y a descubrir en casa del asesino, Yigal Amir, un arsenal. La madre de Yigal apareció ayer en televisión para repudiar a su hijo. "Para mí se ha convertido en un extraño, ya no es de la familia ni de la casa, ya no es mío", dijo Geula Amir.
Pese a todo, ayer se logró un nuevo avance en el camino de la paz. Yasir Arafat, líder de la OLP, visitó por primera vez Israel. Lo hizo por sorpresa, durante la noche, para visitar a la viuda de Rabin, Lea, y expresarle sus condolencias. A la entrevista asistió Yossi Ginosar ex responsable del Shin Bet y amigo de la familia Rabin.
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