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La renuncia del general provoca decepción y reproches

Antonio Caño

La decisión de Colin Powell de renunciar a sus ambiciones presidenciales dejó un sentimiento de profunda frustración entre millones de norteamericanos que confiaban en el militar retirado para conducir la renovación moral del país. Desencantados con Clinton y temerosos de las intenciones de los principales candidatos republicanos, muchos ciudadanos estadounidenses veían en Powell las virtudes de firmeza y honradez que buscan para romper el monopolio histórico de los dos grandes partidos."Es decepcionante. Es un día triste para América", comentó Tim Bush, que encabeza un grupo de jóvenes organizados para defender la candidatura de Powell en las elecciones primarias de New Hampshire.

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El grupo de Tim Bush es sólo uno entre decenas que habían nacido espontáneamente en todo el país al calor de la pasión desatada por el general. En cada ciudad por la que Powell pasó el mes pasado durante la gira de promoción de su libro, Mi travesía americana, miles de personas formaron filas durante horas para obtener el autógrafo del general y alentarle a presentarse.

"Estoy realmente impresionado. ¡Es incomprensible! ¡Tenía todas las posibilidades! Quizás no se sentía cómodo en el Partido Republicano o se dio cuenta de que para obtener la denominación tendría que hacer demasiados compromisos sobre sus principios", opina Donald Carlson, un abogado de Washington que había ya decidido su voto en favor del general.

Nacido en el Harlem neoyorquino, en el seno de una familia pobre de inmigrantes jamaicananos, y formado en una institución tan conservadora como las Fuerzas Armadas, la powellmanía se había extendido tanto entre los barrios negros de las grandes ciudades como entre los principales círculos de poder. William Kristol, director del influyente semanario conservador The Weekly Standard, había apostado abiertamente por Powell, que también había despertado simpatías en personajes como Jimmy Carter y Jesse Jackson.

Su retirada de la carrera electoral puede, sin embargo, abrir algunas dudas sobre el carácter de esta figura casi universalmente admirada. "Es obvio que este hombre no tiene agallas suficientes", comentó James Lengle, profesor de política de la Universidad de Georgetown. "La oportunidad es el 75% del éxito en política, y no puedo imaginar a nadie con mejor oportunidad que Powell. No puedo imaginar una situación más perfectamente creada para que una persona busque la presidencia", añadió Lengle.

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Las dudas sobre el carácter de Powell se extienden hasta algunos que sospechan ahora que todos los rumores sobre su candidatura no fueron más que una campaña comercial para conseguir millonarias ventas del libro del general. Es cierto que, si hay que decir en una sola palabra cómo saldrá Colin Powell de toda esta polémica, lo único seguro es que saldrá millonario, con contratos de 50.000 dólares (unos seis millones de pesetas) por discurso.

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