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Avalancha de guitarra

Siete virtuosos colapsan el 'campus' complutense

Seis cuerdas bastan para trepar hasta las estrellas. Siete guitarristas lo demostraron anoche. Ocho técnicos les ayudaron. Sólo emplearon noventa decibelios. Pero fueron suficientes: mil estudiantes lo confirmaron en Ciencias de la Información. La Complutense fue escenario del mejor concierto de cuerda de los últimos tiempos. La música se ha reconciliado con la Universidad.

Un protagonista: Raimundo Amador, el mejor guitarrista en presencia. Su mano izquierda supo arrancar de los trastes de su Fender stratocaster, tal riqueza de sonido y su mano derecha, tanta variedad de ritmo, que Alfonso, estudiante de Físicas, llegó a preguntarse por el punto de fusión de la guitarra. Literalmente, ardía.

Carlos, por su parte, alumno de Matemáticas, calculaba las permutaciones de seis elementos, las cuerdas, tomados de 21 en 21, los trastes. Los sonidos rebosaban infinitos.

Pero ambos estuvieron a punto de perderse el recital. La expectación despertada fue tal que las avalanchas hicieron temer aplastamientos contra las puertas de entrada. El comienzo fue demorado una hora. La policía hizo acto de presencia. Sin embargo, la música lo curó todo. Joan Bibiloni, artífice del disco Palabra de Guitarra, organizó el éxito: punteo alegre de Ariel Roth, experiencia de Javier Vargas, oficio de Jaime Stinus, acordes de Pepe Milán y ritmo, a cargo de Churry, el hermano pequeño del gran Raimundo. Inolvidable.

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