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Reportaje:

Y siete biznietos de testigos

Tras 42 años, de convivencia, Santiago y Paca se dieron el si ante sus hijos, nietos y bisnietos

Santiago y Paca, una pareja de jubilados, se casaron ayer en el Ayuntamiento de Leganés después de haber convivido juntos durante más de cuatro décadas y tener tras de sí una larguísima prole que forman 4 hijos, 16 nietos y 7 biznietos. Toda una familia, que asistió emocionada al acontecimiento y que realizó el infrecuente papel de testigos en el enlace matrimonial de sus patriarcas. Una nube de curiosos y periodistas siguieron la ceremonia, que, dada la expectación despertada en la ciudad, fue calificada por el alcalde, oficiante del enlace, como "la boda del año".

Cuando se conocieron en el cerro de la Vaca, en San Blas, el flechazo fue mutuo. Era la década de los cincuenta y entonces el matrimonio era un paso casi obligado. Pero ambos -"de izquierdas hasta la muerte", como asegura Santiago- decidieron vivir juntos sin pasar por la vicaría. Santiago Clemente Santamaría, de 68 años, quería seguir soltero porque creía que así habría menos dificultades si la unión se rompía.

PASA A LA PÁGINA 12

A ver si se casa mamá

VIENE DE LA PÁGINA 1"Yo le quería y lo mismo me daba que nos casáramos o no", cuenta Paca (Francisca Martínez Márquez, en su carné de identidad), que ha cumplido ya 74 años. No hubo, pues, boda, pero sí el comienzo de una vida de pareja que les ha mantenido con el transcurso del tiempo "tan enamorados como el primer día". Primero en San Blas y Orcasitas, donde nacieron sus cuatro hijos, dos chicas y dos chicos. Hace 23 años se trasladaron a un modesto piso en el barrio de Zarzaquemada de Leganés, y allí fueron llegando los nietos y biznietos.

"Nuestros padres a veces lo pasaron duro", matiza Ana, la más pequeña, de 29 años. El hecho de no estar casados no les causó grandes perjuicios durante el franquismo, porque, como cuenta Santiago, "yo rezaba como casado en todos los sitios y hasta cobraba los puntos por mis hijos". Por fin hace unos meses aprovechando que estaban tramitando unos papeles para el testamento, Ana Santamaría inició la campaña para casar a sus padres. "Me hacía tanta ilusión como casar a una hija", asegura la joven, que ayer, vestida con un traje largo verde, no paraba de exclamar que era el día más grande de su vida. Finalmente, Santiago dio su brazo a torcer y se comprometió a dar el sí oficial a Paca, la mujer de la que sigue tan profundamente enamorado que no pudo evitar decirla "amor mío, qué guapa estás", cuando la vio vestida de blanco.

Activa y luchadora, Francisca ha sido y es una mujer de armas tomar. Es presidenta del centro de la tercera edad de su barrio. Siendo una niña se afilió al PCE y desafió a su familia primero y al régimen después vendiendo por la calle ejemplares de la revista Mundo Obrero. Todo el mundo ignoraba que no estaba casada con Santiago. La boda fue una sorpresa hasta para los miembros de su directiva, que se enteraron cuando Paca les entregó un sobre cerrado.

Ayer Santiago llegó con 20 minutos de adelanto frente a las puertas de la casa consistorial del brazo de su hija Ana y de la hermana de Paca. Muy nervioso, no podía estarse quieto embutido en su traje de color burdeos. Muy puntual, a las 13.45 la novia se bajó del coche del brazo de un hermano de Santiago y con dos de sus nietos como pajes. Tardó 10 minutos en poder cruzar la plaza, muy sonriente, pero con síntomas de cansancio en su cara. El sí de Santiago fue apenas un susurro, mientras que el de Paca resonó en toda la sala. Ya casados se dieron su primer beso corno marido y mujer. "Me ha sabido a miel", contaría ella después. La boda siguió después para los 125 invitados con el banquete y el tradicional baile. Todo el mundo les deseaba que fueran felices, porque lo de comer perdices lo llevan haciendo ya muchos años.

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