El duque de Edimburgo pide un informe sobre las pruebas de Mururoa
El duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra, complació ayer a la opinión pública de Nueva Zelanda al reclamar una investigación científica sobre el impacto ecológico de las tres pruebas nucleares llevadas a cabo por Francia en el atolón de Mururoa. Sus palabras, pronunciadas ayer en Wellington, la capital neozelandesa donde se encuentra la pareja real en visita oficial, han sido un balón de oxígeno para la soberana británica que no ha encontrado un clima propicio en su visita.
El príncipe Felipe, en su calidad de presidente de la organización internacional WWF (Fondo Mundial para la Vida Salvaje), venía a apoyar la iniciativa de la organización, partidaria de llevar a cabo la investigación. "Existe la sospecha de que se ha producido algún daño", explicó, "y si uno está preocupado por la conservación de la naturaleza, es normal que desee asegurarse" de si la sospecha es fundada.
Nueva Zelanda, y muy en especial su primer ministro, Jim Bolger, se muestra cada vez más partidaria de reemplazar la Corona británica por la autoridad de un presidente de la República. El país ha comprobado con especial irritación cómo el Reino Unido, al que continúa vinculado, apoyaba las pruebas nucleares francesas en Mururoa.
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