Mohedano actuó como interlocutor ante los abogados del 'caso GAL'

El abogado y diputado socialista José María Mohedano actuó como interlocutor del Gobierno ante los abogados defensores de los implicados en el caso GAL antes de que, el verano pasado, decidieran cambiar su declaración inicial, en la que negaban los hechos, y se autoinculparan.El pasado mes de enero, cuando se encontraban en la cárcel el ex dirigente de los socialistas de Vizcaya Ricardo García Damborenea, el ex director de la Seguridad del Estado Julián Sancristóbal, el ex jefe del Mando único para la Lucha Antiterrorista Francisco Álvarez y el ex jefe superior de Policía de Bilbao Miguel Planchuélo, así como varios funcionarios policiales, Mohedano se reunió a cenar en un restaurante de Madrid con sus letrados.

En la cena, según asistentes a la misma, se trató sobre la situación política y la estrategia defensiva de sus clientes, que habían sido denunciados en diciembre ante Garzón por los ex policías Amedo y Domínguez. Algunos de los abogados se quejaron también de que aún no habían cobrado sus honorarios, ante la negativa de Interior a asumir el coste de su defensa.

Mohedano mantuvo posteriormente varias conversaciones telefónicas con los abogados hasta que, en la primavera, se apartó del caso.

Según algunas fuentes, cuando el diputado socialista abandonó su tarea era evidente que el Gobierno estaba dividido sobre la política a seguir en el caso GAL y había ya indicios de que varios de los inculpados acabarían por buscar una salida a su situación personal denunciando a sus antiguos superiores.

En declaraciones a EL PAÍS, Mohedano dijo que no quería "ni confirmar ni desmentir" su asistencia a la cena con los abogados del caso GAL, aunque subrayó que a algunos de ellos, por su condición de letrado, los conoce desde hace años. El diputado socialista agregó que no ha tenido "ninguna intervención profesional" en el asunto.

Según algunos abogados, cuando Mohedano se apartó del tema se quedaron sin interlocutor. Poco después, la Policía suspendió a Planchuelo de empleo y sueldo, sacó a concurso su plaza como jefe superior de Salamanca y le quitó la casa oficial en la que residía. Todo ello, según las mismas fuentes, precipitó su decisión de "confesar".