Mei Ming y las huérfanas chinas
Le escribo esta carta en homenaje a Mei Ming (Sin Nombre), la niñita que murió en las Habitaciones de la Muerte, en China. Mi horror es tal que después de haber visto el reportaje por televisión tengo que expresar mi repulsa y solidaridad contra lo que el Gobierno chino se niega a admitir, según el comunicado leído por Pedro Erquicia cuando se emitió por Documentos TV el pasado 19 de octubre.Pero hemos visto las pruebas. Para quien no los haya podido ver, intentaré resumirlo:
Expertos del Banco Mundial y de las Naciones Unidas aconsejaron la política de un solo descendiente por familia china para evitar la superpoblación.
A consecuencia de esto existe:
-Abandono de un gran número de bebés, sobre todo niñas.
-Bebés asesinados por inyección letal en la fontanela.
-Mujeres encarceladas por estar embarazadas más veces de las permitidas por el Gobierno, y luego coaccionadas a abortar y a la esterilización.
Las niñas son abandonadas en la calle y acaban en los orfanatos que están dirigidos por el Gobierno, faltos de recursos, personal e higiene. En el reportaje recorrieron 6.000 kilómetros, atravesando cinco provincias, y las escenas que contemplamos eran aterradoras.
-Bebés atados de pies y manos a sillas de bambú con las piernas abiertas sobre orinales balanceándose como único movimiento posible.
-Bebés agonizantes mezclados con otros con un poco más de salud.
-Cinco bebés en una sola cuna a 40º de temperatura.
-Llagas, gangrena, deshidratación.
- Abandono psíquico, físico y emocional.
-Llanto de dolor, falta absoluta de amor.
- Habitaciones donde dejan a los bebés morirse poco a poco absolutamente abandonados.
El fondo de las Naciones Unidas ha sido destinado para respaldar la política del hijo único, y esta política ha producido 15 millones de lactantes desaparecidos.
¿Para qué sirven los derechos humanos de las Naciones Unidas?
¿Se habló de esto en la Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín?
En homenaje a las víctimas inocentes, expreso mi condena a este horror, y a Mei Ming le mando un fuerte abrazo al cielo, donde estará mejor que en los orfanatos de China.-
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