Temporal político en Seúl ante las confesiones del ex presidente Roh

El presidente surcoreano, Kim Young-sam, regresó ayer a Seúl para tratar de aplacar el temporal político desatado por las confesiones de corrupción de su predecesor, Roh Tae-woo, que amenazan con arrastrar a su Gobierno. Roh Tae-woo admitió compungido el viernes, ante cámaras y micrófonos, que había conseguido reunir más de 80.000 millones de pesetas de procedencia ilegal, de los que todavía conserva 27.500.Roh pidió perdón por este escándalo, que puede salpicar gravemente a Kim, que ganó las elecciones con una campaña basada en la limpieza y en la promesa de acabar con la corrupción generada por décadas de gobierno bajo respaldo del Ejército. El ex presidente, que no hizo grandes revelaciones sobre el origen de los fondos o la naturaleza de sus donantes, admitió que había llegado a disponer de 80.000 millones de pesetas en lo que denominó "fondos del Gobierno" durante su mandato, entre 1987 y 1993.

A su regreso de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno con motivo de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Kim Young-sam no hizo mención al escándalo, aunque reiteradamente ha asegurado que no ha utilizado "ni una peseta" de dinero negro.

El principal partido de la oposición surcoreana, el Congreso Nacional para una Nueva Política, acusó ayer al presidente Kim de haber utilizado fondos de Roh para financiar su campaña política en 1992. "Ha llegado la hora de que el presidente se pronuncie. El presidente debería revelar el origen de los fondos políticos que recibió durante la campaña", aseguró el portavoz del partido, Park Jie-won.