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Tribuna:CONDE, ANTE LA JUSTICIA
Tribuna
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El 'pucherazo' de Moreiras

El juez de la Audiencia Nacional exculpa a conde del delito de apropiación indebida

ERNESTO EKAIZERLa crónica de los hechos que ocurrieron ayer en la Audiencia Nacional es la de unos hechos presentidos; pero, una vez más, la realidad ha superado con creces a la ficción. Un extranjero que hacia las ocho de la tarde se pasara por la madrileña calle de Génova, repleta de cámaras de televisión y fotógrafos, solo podría pensar una cosa: se estaba rodando una película. Los dos protagonistas: Mario Conde y Miguel Moreiras. He aquí esa película:

A las doce de la mañana, el juez Moreiras habló con la policía judicial. Había decidido detener a Mario Conde y comunicar le el auto de prisión. Los delitos: apropiacion indebida (seis años de prisión) y falsedad en documento mercantil (un año) de 600 millones de pesetas pagados el 11 de julio de 1990 a la sociedad Argentia Trust (Saint Vincent, Antillas Holandesas). Ésta fue la calificación hecha por el fiscal del caso, Ignacio Gordillo, al proponer penas de siete años de prisión para Conde y otros tres acusados.

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Gordillo no pidió la prisión preventiva para ellos. Se limitó a decir, esto: "interesa que en el auto de apertura del juicio oral, se adopten las medidas personales y reales suficientes para asegurar la presencia de los encausados en el acto del juicio y asegurar las responsabilidades civiles solicitadas".

Orden de detención

Pero el director de esta película, al menos el que aparecía en los créditos, era Moreiras. Sin hacer el auto de apertura de juicio oral redactó el texto definitivo del auto de prisión preventiva de Conde y los otros tres acusados, entre ellos, Paulino Elorriaga. Como el nombre de los encausados, circuló rapidamente, José Luis Elorriaga, letrado de Banesto y hermano de Paulino, llamó a varios miembros de la Audiencia. Entre ellos, al juez, que ya tenía el auto. Le dijo esto:

-Es que yo quería informar que mi hermano Paulino murió hace tres meses.

Alguien musitó.

-Sí. Es que se suicidó.

Por tanto, Moreiras ya tenía la primera razón para modificar su auto '. Ordenó detener a Conde y a los otros dos acusados. El fiscal Gordillo conoció la decisión de Moreiras. Pero ya estaba en camino de coger el puente de la Hispanidad. Dijo que ya le notificarían el auto y que no tenía intención de recurrir contra él. Se marchó. En la Audiencia, como es habitual, quedó un fiscal, Jesús Santos, de guardia. Santos le dijo a Moreiras que estaba disponible para lo que deseara.

Por fin llegó Conde con los policías y Mariano Gómez de Liaño. El juez les hizo pasar a su despacho. Pero no llamó a Santos para que le asistiera ante' el acusado. Moreiras había preparado todo. Dos furgones estaban. acantonados en la calle de Genova a la espera. Informó a Conde sobre el auto de prisión.

Mientras tanto, el fiscal jefe de la Audiencia, José Aranda, que había intentado, sin éxito, conocer el auto durante la mañana, había decidido abandonar sus que haceres y regresar a la Audiencia al escuchar- el ruido atronador de las emisoras. Llegó y supo que Conde estaba con Moreiras. Allí se dirigió. El ex. banquero caminaba de una punta a otra del pasillo, se mesaba: las cejas y aguardaba. Conde estaba detenido.

Moreiras le informó que ya había tomado declaración a Conde y que le enviaba a Alcalá Meco. El fiscal jefe dijo que no lo veía muy bien porque había decretado la prisión, habida cuenta de que el ex banquero estaba, por otro procedimiento más importante, el que instruye el juez Manuel Garcia-Castellón, en libertad bajo fianza y que no se había fugado. Moreiras pareció vacilar, pero dijo que el asunto ya estaba hecho y que no se Podía modificar.

Fue entonces cuando Aranda le explicó que sí. Que de oficio el juez puede modificar sus autos. Moreiras preguntó en basé a qué argumento. Aranda le dijo que podía invocar la declaración de Conde. El juez vio brillar el cielo: Aranda tenía que esperarle un momento. Salió corriendo. No. No iba al servicio. ¿Qué había ocurrido? Nada grave. Sólo que Moreiras tenía que avisar a la policía de que no se, llevase a Conde, como estaba ordenado. Llegó a tiempo. Conde aún estaba en la Audiencia Nacional.

Cuando regresó al despacho, Moreiras organizó el final de la película. Pidió a Aranda que hiciera un dictamen del Ministerio Fiscal para hacer constar que se podía reformar el auto de prisión de oficio. Aranda, que no entraba en los delitos imputados a Conde y sólo quería advertir que decretar la prisión era un error, redactó un breve dictamen.

Moreiras fue implacable. Añadió ese dictamen como punto número 3 en el nuevo auto de prisión. Dice así: "Que el Ministerio Fiscal ha remitido escrito en el que dice que a la vista de la declaración prestada por el acusado Don Mario Conde, de conformidad con la Ley de Enjuiciamiento Criminal considera procedente reformar de oficio el auto de fecha 11 de octubre de 1995 por el que se acordaba su prisión provisional sustituyendo la medida cautelar por las presentaciones que se estimen pertinentes".

Y, en base precisamente a este puntito, fundamentó su viraje espectacular. Aranda quería por razones estrictamente procesales evitar, sin auto de apertura de juicio oral y en base a criterios tan escabrosos como presuntamente sospechosos, que Moireiras no consumase el envío a prisión de Conde y los dos acusados. Pero ahora, el juez, que había organizado, uno de los cristos más memorables de la historia judicial reciente, se aprovechaba en ese parrafito para decir digo donde dijo Diego hacía apenas unas horas. Con ese textito, pues, decidía de un plumazo que Mario Conde no se había quedado con los 600 millones pagados a Argentia Trust. Por tanto, quitaba el delito de apropiación indebida. Y eso le llevaba. a anular la decisión de enviar a Conde ala cárcel de Alcalá-Meco.

En su segundo auto, Moreiras lo justifica todo, pues, en la declaración de Conde. "De la declaración presentada en el día de hoy por Mario Conde parece- tener en consideración que los 600 millones que se pagaron por una entidad filial de Banesto S.A. a la presentación de una factura expedida a nombre de Argentia Trust fueron efectivamente entregadas, según la declaración del acusado, al señor Navalón. No obstante lo cual esa cantidad no se entregó por el concepto por el que fue emitida la factura ni por trabajos realizados por la entidad Argentia Trust expendedosa de la misma sino por gestiones realizadas por el señor Navalón para conseguir las exenciones fiscales de la Corporación Industrial Banesto y se le pagó lo que él mismo indicó. De esto se deduce que queda acreditado la falsedad en documento mercantil en la factura expedida por Argentia Trust pero no la apropiación indebida de esa cantidad por el acusado Mario Conde por lo que en el estado actual del procedimiento únicamente se podría seguir acusando a éste del delito de falsedad en documento mercantil".

Moreiras, pues, concluye que no se dan las "circunstancias [...] para decretar prisión provisional, el acuerdo debe ser reformado parcialmente el anterior auto y en su lugar acordarla puesta en libertad provisional sin fianza de Mario Conde [ ... ]".

El juez decretó la prisión porque, según escribió en su auto, la prensa había divulgado que el fiscal había puesto en sus manos la adopción o no de medidas cautelares. Falso. Conde ha permanecido en España y por tanto no había peligro de fuga. El juez decretó la libertad en base a su nueva declaración. Falso. Conde no añadió esencialmente nada nuevo ayer que no hubiese dicho el 18 de octubre de 1994. Precisa mente por ello, en su declaración de ayer siempre afirma: "Como ya lo he manifestado refiriéndose a esa declaración. Jesús Santaella tiene razón: Conde no dijo cosas nuevas, aparte de al gunas insinuaciones sobre el PSOE, y otras fuera de la declaración, pero en cambio sí nombró seis o siete veces a Navalón, como para inculparle.

Moreiras utilizó este falso pretexto para deshacer su propio desaguisado. Y hasta tuvo la habilidad psicológica de apoyarse en Aranda para cargarse el delito de apropiación indebida solo por las palabras de Conde, sin hacer un careo, por ejemplo, con Antonio Navalón.

El show de Moreiras merece ser planteado en términos de Quid Prodest, esto es, quién se beneficia. Es evidente: en un par de horas ha desaparecido de la calificación el presunto delito de apropiación indebida después de hacer pesar sobre el banquero la espada de Damocles de la cárcel.

Si se quisiera acompañar a Moreiras en este baile hay un paso a dar: investigar a Conde y sus amigos por un presunto delito de cohecho y enviar las diligencias practicadas a un juzgado de plaza de Castilla, que tramita esos delitos.

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