Un premio de 126 millones de pesetas

Aunque para los galardonados con el Nobel la gloria consiste en recibir el honor del nombramiento, el premio en metálico, que este año supera los 126 millones de pesetas (7,2 millones de coronas suecas), tampoco es despreciable.

La Fundación Nobel, que guarda tanto los fondos como el espíritu de su creador, ha sido capaz de mantener tan generosos premios en literatura, física, medicina, química y paz desde principios de siglo, y de incrementar a la vez su propio tamaño. Para lograrlo, sólo ha seguido la regla de inversión más elemental: diversificación.

"Intentamos globalizar nuestra cartera para mantener un mejor seguimiento de las tendencias", manifiesta Ake Alteus, vicerector ejecutivo encargado de finanzas en la fundación, que gestiona unos fondos de 2.300 millones de coronas suecas.

Hasta ahora, el fondo ha logrado compensar la inflación gracias a una adecuada política de inversiones. Desde 1991, el fondo ha obtenido un rendimiento del 11,7% anual de media, y el premio, que era de 151.000 coronas en 1901, ha alcanzado este año los 7,2 millones de coronas. La fundación gasta en tomo a un *3,5% de su dotación cada año entre los premios, los gastos de mantenimiento y el proceso de selección. "Cuesta un poco encontrar a los candidatos adecuados", declara Alteus.

Para mantener la donación intacta y el dinero del premio al menos estable, en términos rea les, la política de inversiones ha cambiado, de manera sustancial desde los días de Nobel, quien pidió. que se liquidaran sus propiedades y que los beneficios se invirtieran en bonos del Gobierno sueco. Los premios saldrían de los intereses. Hoy el 60% del dinero de la fundación está en acciones. Otro 21%, en bonos. El resto son propiedades inmobiliarias. Estas inversiones inmobiliarias permitieron a la fundación do blar tamaño y premios en 1989.