Presunción de inocencia

En su artículo del 7 de septiembre, mi profesor, amigo y tutor de mi tesis doctoral Ignacio Sotelo escribe: "El que haya llegado al Supremo un sumario que contiene el nombre del presidente es un hecho sin precedentes en la historia de las democracias europeas". Ignacio me enseñó a ser honesto y objetivo en el análisis político. Él no lo es.Si en otras democracias europeas hechos semejantes no llegaron a sus respectivos tribunales superiores no fue por la poca importancia de los hechos sino por que los grupos parlamentarios, medios de comunicación y opinión pública no pidieron responsabilidades. Lo mismo que ocurrió aquí hasta hace unas fechas. Ahora, por motivos partidistas y de acceso al poder han vuelto repentinamente a la actualidad, sin que a nadie le interese lo ocurrido a las víctimas verdaderamente, sino que es un medio más; para alcanzar un objetivo. Durante años he oído por parte de gentes de derecha qué bien que solucionó Alemania el tema del terrorismo; aquí se debiera actuar de la misma forma, y por cada atentado una ejecución de los muchos detenidos. Ahora los conservadores, y los medios que los apoyan reviven el pasado por oportunismo político y se rasgan las vestiduras por lo que antaño aplaudieron y acallaron. Desconozco las culpabilidades de unos y las razones de otros, pero es obvio que no actúan en defensa de la libertad y la democracia, sino por intereses de otra índole que llevan a causar alarma pública.

Finalmente, es de resaltar que amigos del presidente, como fueron Ignacio Sotelo, Pedro Ramírez y Baltasar Garzón, sean hoy sus enemigos más acérrimos. ¿Será porque no consiguieron lo que de él esperaban?-