El críptico mensaje de Álvarez Cascos
Unas explosivas declaraciones de Francisco Álvarez Cascos, a finales de septiembre, constituyeron la advertencia de los populares al Gobierno para que cesara en sus intentos de involucrarles en "la conspiración". Hubo quien interpretó que al secretario general del PP se le "había calentado la boca", pero el mensaje fue previamente calculado.
El secretario de organización del PSOE, Ciprià Ciscar, empezó a pedir explicaciones a José María Aznar por sus entrevistas, antes de que estallara el caso GAL, con el ex secretario general del PSOE de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, hoy inculpado por el juez Baltasar Garzón.
La dirección del PP llegó a la conclusión de que desde el PSOE y el Gobierno se estaba desplegando una maniobra para presentarle como cómplice o incluso inspirador de la conspiración. Se adelantó a los acontecimientos, puesto que el presidente del Gobierno, Felipe González, ante el acoso de PP e IU, replicó la semana pasada preguntándoles con quién están, con los conspiradores o con el Gobierno.
El secretario general fue el encargado de lanzar la andanada de respuesta para hacer ver que los populares quieren mantener el sentido de la responsabilidad en tomo a los GAL, pero pueden cambiar de actitud "si se ven obligados". En la presentación de un libro sobre espías, Álvarez Cascos arremetió frontalmente contra el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch.
Como guinda, aseguró que es "vox populi que [Enrique Rodríguez] Galindo tiene grabados a todos los ministros del Interior", lo que explica, según el dirigente del PP, que el Gobierno le haya ascendido a general. Álvarez Cascos quiso dejar claro, de paso, que el PP no está atado para el futuro a nada ni a nadie, ni siquiera a Rodríguez Galindo.
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