_
_
_
_
Tribuna:FRENTES JUDICIALES
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nobleza obliga

El director de El Mundo ha admitido noblemente (en David contra Goliat, páginas 317 y 333) que jugaba con ventaja al considerar que González era la X de los GAL porque el propio interesado le había transmitido un mensaje de significación transparente. Goliat habría dicho a David el 6 de diciembre de 1987 que "lo único que hay que negociar con ETA es que si ellos dejan de matarnos a nosotros, nosotros dejaremos de matarlos a ellos". Si la confidencia significa un reconocimiento implícito de responsabilidad política, tal vez los motivos que determinaron el nacimiento de los GAL sean más complejos que el simple intento de neutralizar la libre actuación de ETA en Francia", como sostienen Perote y Damborenea; tal vez se trataba sobre todo de crear las condiciones para una salida negociada.Hacia mediados de los años ochenta casi todos los medios de comunicación, sin excluir a EL PAÍS, consideraban que la única salida posible al problema de ETA era una negociación. Pero los términos en que la dirección terrorista planteaba esa posibilidad (alto el fuego temporal a cambio de la modificación de la Constitución y el Estatuto, salida del Ejército del País Vasco, etc.) resultaban inaceptables pata cualquier gobierno democrático. El argumento implícito en la teorización de la guerra sucia como factor de pacificación es que permitiría ofrecer a los terroristas, como única contrapartida a su renuncia a matar, el compromiso de dejar de matarlos a ello. Los terroristas no podrían condicionar el cese de su violencia a la aceptación de sus exigencias políticas, y la negociación podría ya abordarse en términos similares de la de los poli-milis en 1982: autodisolución a cambio de indultos.Todo el mundo sabe hoy que tal planteamiento no sólo era inmoral, sino erróneo, y que, al margen de lo que decidan los jueces, ahí hay una evidente responsabilidad política. Pero también sabemos que esa responsabilidad debe ser compartida en alguna medida por todos los que por aquellos años sostenían que había que negociar con ETA casi a cualquier precio. Incluyendo muy particularmente a los medios de comunicáción que alentaban a los dirigentes de ETA y HB a rechazar las propuestas de "negociación a la baja" -sin contenidos políticos- que atribuían al Gobierno. Las entrevistas con el interlocutor de ETA, Eugenio Etxebeste, así como los testimonios de antiguos miembros de esa organización, como Kepa Aulestia, ilustran sobre el decisivo papel que en el mantenimiento de la cohesión del grupo armado tiene que personas que condenan los atentados y distan de considerarse a si mismas nacionalistas defiendan la legitimidad e inevitabilidad de la negociación política. Esa presión en favor de la negociación podría tal vez ser invocada por el Gobierno como atenuante político -no penal- a la hora de asumir su propia responsabilidad política.

También sostiene Ramírez que las declaraciones de Amedo y los demás conforman "una versión coherente en la que cada pieza encaja con las demás". Es un argumento de peso: al Gobierno le acusa sobre todo su incapacidad para presentar una hipótesis alternativa mínimamente coherente. Pero ¿no debería reconocer noblemente David que el mismo argumento vale para las sospechas de una conexión oculta entre Mario Conde, Perote y El Mundo? Tal conexión es, a falta de una hipótesis alternativa, la única explicación que rinde cuenta de la relación entre la existencia de materiales robados al Cesid, su utilización como elemento de chantaje contra el Gobierno por parte de los abogados de Conde, la publicación de tales materiales en ese periódico y la sistemática defensa en sus páginas de la teoría de que la intervención de Banesto fue política. Sostiene su director, sin embargo, que lo importante son los hechos contenidos en esos materiales y no las circunstancias de su publicación o los móviles que puedan haber determinado su filtración. Es un punto de vista discutible y en todo caso contradictorio con el sostenido por ese mismo periódico a propósito de la captura de Roldán y las circunstancias de la misma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_