Los islamistas argelinos de Hamás tratan de hacerse con el antiguo electorado del FIS
"Estamos dispuestos a resucitar el electorado del FIS [Frente Islámico de Salvación]", amenazan los dirigentes del partido islamista moderado Hamás, que acaba de irrumpir con vigor en la carrera para las presidenciales argelinas de noviembre. Son los nuevos islamistas, que confían en sus votos y en los del antiguo electorado del integrista FIS para aplastar la candidatura del jefe del Estado, el general Liamín Zerual.
"Nuestra fuerza, potencial humano y disciplina ha sorprendido al poder y ha obligado a Zerual a presentarse a las elecciones con el único objetivo de tratar de impedir nuestro triunfo", afirma Makri Abderrazak, miembro del buró ejecutivo de Hamás.
Son los síntomas claros de una euforia preelectoral, generada por el hecho de haber logrado en un corto periodo la recogida de las 75.000 firmas que avalan oficialmente su candidatura, mientras que el resto de sus rivales -36, según últimos datos del ministro del Interior- se las ven y desean para lograr este requisito. A pocos días de la salida, la mayor parte de los candidatos preinscritos están desfondados y amenazan con retirarse.
Hamás, cuya organización logró en las abortadas -elecciones legislativas de 1991 cerca de 400.000 votos y se convirtió en la cuarta fuerza política del pais. "Tras la disolución legal del FIS y su radicalización, somos los herederos potenciales de su electorado, sobre todo de aquellos islamistas que están por la democracia, la legalidad y contra la violencia de las organizaciones armadas", recalcan con énfasis.
Por otra parte, la violencia sigue su dinámica. Cinco civiles han sido degollados en los últimos días en diferentes lugares de la región de Mascara, situada al oeste de Argelia, mientras que otros nueve han resultado muertos como consecuencia de la explosión de dos artefactos en los alrededores de la capital.
Dos de los civiles degollados trabajaban como funcionarios en la Administración local, en los ayuntamientos de Oued Taria y Ain Fres, respectivamente, mientras que una tercera víctima, un joven de 24 años, era un soldado que acababa de terminar su servicio militar.
De las explosiones, la más sangrienta se produjo en Bugaa, cerca de Blida, a unos 30 kilórnetros de Argel, donde el estallido de un coche bomba provocó la muerte de cinco personas, miembros de una misma familia. Horas más tarde, se producía una segunda explosión en la sede central de la policía de Tizi Uzu, que mató a tres policías y a un civil.
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