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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pekín y Hong Kong

TRAS SIGLO y medio de poder colonial británico, los habitantes de Hong Kong acaban de conocer el sabor de la democracia, y parece haberles gustado. Los resultados de las elecciones para el Consejo Legislativo (Legco) celebradas el pasado domingo han abierto una fuente potencial de conflictos entre un amplio sector de los seis millones de habitantes del próspero enclave y las autoridades comunistas de Pekín.El Consejo Legislativo recién elegido tiene una esperanza de vida de 21 meses. El pasado lunes, la República Popular China reiteró que lo disolverá cuando se haga cargo de Hong Kong, el 1 de julio de 1997. Los resultados del domingo no han dado motivos para que Pekín cambie de opinión. Pese a presentarse con sus ropajes más seductores, los partidos que le son fieles no superaron el 30% de los votos, mientras que el Partido Democrático y sus aliados obtuvieron el 60%. El único consuelo para Pekín es que la partícipación fue baja: el 36% de los 2,5 millones de personas convocadas a las urnas. Falta de hábito, sin duda. Las elecciones del domingo han sido las primeras en que una parte significativa de los escaños, 20 sobre 60, fueron sometidos a elección directa.

Los negocios, en cambio, van bien entre el enclave y la madre patria. El crecimiento de China (un 10% de media anual en la última década) y el de Hong Kong (un 6,5% en ese mismo periodo) están crecientemente interrelacionados. Las inversiones canalizadas por Hong Kong representan dos tercios del total de las inversiones directas extranjeras en ese país. La República Popular depende de Hong Kong para financiar su fuerte crecimiento, y parece evidente que respetará la singularidad económica del enclave. Ello es más dudoso respecto a su autonomía política. El domingo, medio de millón de habitantes de Hong Kong, los que votaron a los partidos democráticos, dijeron a sus hermanos de China continental que no sólo quieren compartir con ellos negocios y patriotismo, sino que también desean vivir en libertad.

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