"Nos seguirán matando si tienen con que"
Esperanza, prudencia, alivio, desconfianza, eran ayer sentimientos mezclados entre muchos de los vecinos de Sarajevo, que no se creen todavía, después de 40 meses de sangriento asedio, que su pesadilla pueda acabar en los próximos días. "Pienso que se trata de la última etapa, antes de que saquen sus cañones definitivamente", dice Adil Krcic, un economista de 55 años.
Hace quince días que el arsenal serbio emplazado en las montañas que dominan la capital bosnia esta en silencio. El milagro para los habitantes de Sarajevo ha sido poder ver desde las puertas de sus casas o sus azoteas cómo los aviones de la OTAN han bombardeado lugares como Grbavica, Vogosca o Lukavica, sinónimo del poderío artillero del ejército de Radovan Karadzic.
El escepticismo, por eso, domina todavía en Sarajevo. "Podría haber un levantamiento del asedio si los serbios respetan el acuerdo, pero se les debería forzar a no conservar ninguna de sus armas. Mientras tengan en la mano algo con lo que podernos matar, no habrá seguridad para nosotros", asegura Mensura Niksic, ama de casa de 40 años.
Contemplando su cesta repleta de tomates, naranjas y especias, traído todo a la capital bosnia recientemente en convoyes escoltados por la ONU a través de una ruta reabierta, Mensura reconoce que para algo ha servido la decisión mostrada por los aliados en defensa de su ciudad. Otros, sin embargo, son decididamente pesimistas. Como Munereva, una jubilada: "No creo a los serbios porque hasta ahora han mentido siempre; ocultarán sus armas en el bosque y el sitio de Sarajevo continuará".
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