General y simo
Exacto. Con minúsculas y por separado, para que de esta manera quede clara la voluntad de todos aquellos a los que la historia nos buscó tan buena ubicación en nuestras calles y plazas. Que a estas alturas sigamos remitiendo nuestra correspondencia epistolaria sin que podamos evitar referirnos a la memoria del viejo general y sus gestas resulta, cuando menos, macabro y trágico. La falta de una decisión política en nuestra democracia sigue hoy haciendo posible que en muchos pueblos y plazas de España perdure todavía toda la parafernalia franquista de signos y nombres, sin existir como contrapartida la mínima referencia a nuestra Constitución y a nuestro Rey, lo que resulta un arcaísmo provocador y consentido. Un ejemplo: mi pueblo, Ajofrín (Toledo).-
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