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GUERRA EN LOS BALCANES

"¿Por qué nos ataca América?"

Los habitantes, de Lukavica sienten en su propia piel el pánico de los bombardeos aéreos de la OTAN

ENVIADO ESPECIALDesde el jardín de la casa de los Tesanovic el ruido de los aviones que sobrevolaban Lukavica, localidad serbia junto a Sarajevo, era cada vez más intenso. Nuestra vista no acertaba a descubrir ninguno de los aparatos cuando se produjo el estruendo ensordecedor. La bomba había caído cerca. Eran las cuatro de la tarde de ayer. Una intensa humareda se levantaba en Vojkovici. Ahora sí se veía claramente cómo un avión de combate se alejaba entre las nubes. Aparentemente, el objetivo eran las primeras posiciones serbias al Pie del monte Igman. De allí a las líneas avanzadas del Ejército bosnio-musulmán no hay más de 200 metros. Los ocupantes de una de las casas junto a la primera línea del frente -un matrimonio de avanzada edad- explicaban sin reponerse del, susto que habían sido cuatro las bombas lanzadas. En otra casa, una chica llegaba corriendo con el miedo en el rostro mientras se producía otra explosión.

Esta vez, el objetivo del bombardeo de la ÓTAN sólo podían ser las trincheras serbias o sembrar el pánico. No hay en la zona de Vojkovici donde cayeron las bombas ninguna instalación militar y sí diversas casas habitadas. La permanente presencia de los aviones de la Alianza Atlántica en los cielos de Bosnia, que de vez en cuando descargan sus bombas, además de golpear la infraestructura del Ejército serbio, pretende minar la moral de una población que acusa el cansancio de mas de tres años de guerra. Es también una guerra de nervios.

De momento, los habitantes de Lukavica, que sienten en su propia piel el pánico de los bombardeos aéreos, reaccionan con firmeza. "No nos iremos nunca de aquí, aunque tengamos que morir por ello. Esto es Serbia", afirma la madre de los Tesanovic con una expresión de rabia.

La Facultad de Ingeniería Electrónica, que ahora es también la de Filosofía y Agrónomos y escuela primaria y secunuaria, exhibe los efectos de los bombardeos de la OTAN y de la Fuerza de Intervención Rápida (FIR), apostada en el monte Igman. Una de las bombas destruyó, por completo un cuartel del Ejército serbio muy próximo al edificio docente. La onda expansiva reventó ventanas y puertas y abrió grietas en los techos de la facultad. Los daños no son cuantiosos, pero ha servido de aviso de que los bombardeos de la OTAN no, siempre son tan precisos como suelen proclamar los portavoces, en Nápoles.

El restaurante de la Facultad de Lukavica es el alojamiento de, más de un centenar de civiles cuyas casas han sido afectadas por los bombardeos. Ante la presencia de un periodista, cuatro mujeres mayores se lamentan una. tras otra y claman contra América y Occidente. "¿Qué les hemos. hecho nosotros? ¿Donde vivimos. no hay ningún edificio militar? ¿Por qué nos ataca América?", grita una de ellas, Milena. Un hombre dice: "Todos los periodistas son iguales, la misma mierda que nos ataca". Y pregunta: "¿De dónde es usted?". "¡Ah, español! Disculpe, pensé que era francés. Francia y América son los peores".

Colchonetas sobre mesas y sillas, tumbonas. cubiertas de manllas, tumbonas cubiertas de mantas son las camas improvisadas para estos refugiados, la mayoría mujeres y niños, que esperan regresar pronto a sus casas, cuan do los hombres las hayan reparado. "Nosotros no tenemos aviones, ¿por qué nos envían los suyos?", truena Vida, otra de las mujeres. Y añade: "Nuestro Estado era Yugoslavia. Quisiéramos volver a tener Yugoslavia Vivíamos tan bien. Pero ellos, los musulmanes, no quieren Yugoslavia". "Vienen de Sandzak y nos quieren echar de aquí".

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La FIR, más que la OTAN, es el blanco de las mayores críticas. "Igman, Igman", gritan, al referirse de donde proceden la mayoría de los bombardeos contra Lukavica y otros pueblos serbios de la periferia de Sarajevo. Las autoridades serbobosnias tienen gran interés en mostrar las casas de los refugiados en la facultad para que "pueda comprobar los daños causados a la población civil por los bombardeos". Visitamos numerosas viviendas, muchas sin cristales y con parte del tejado dañado por el efecto de la onda expansiva de las explosiones. Sólo una resultó alcanzada por un proyectil y estaba realmente destruida. Su único ocupante, un joven de 18 años, tuvo suerte y sólo resultó herido. En este caso no fue la aviación de la OTAN. ¿Quién disparó? Los vecinos acusan a la FIR, pero también podría haber sido una granada de mortero procedente de las posiciones del Ejército bosnio. "He aquí cómo nos destruimos los unos a los otros", dice Ljeposava Pandurevic, la madre del joven herido. Vuelve a ser refugiada por segunda vez. Vivía en Sarajevo, en Alipasino Poklje, y cuando se marchó perdió su apartamento. Ahora, esta casa de Lukavica, que pertenecía a un serbio que decidió quedarse en Sarajevo, está en ruinas.

A juzgar por los daños en Lukavica, los bombardeos de la OTAN han sido de una gran precisión. La gran base militar ha quedado prácticamente destruida por numerosas bombas. La impresionante onda expansiva de las explosiones ha causado daños, pero de poca relevancia si se compara con los de cualquier barrio de Sarajevo.

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