El 'paralís'
Los políticos se empeñan en verse personalmente para teatralizar las relaciones, pero sostengo la teoría, que he podido debatir incluso con el ministro Solana, tan viajero, de que en la era del teléfono, el fax y los correos especiales, los políticos se ven por vicio y porque en algo hay que gastar el presupuesto de viajes.El señor Pujol ha malgastado las pesetas que le ha costado su último vuelo en puente aéreo. No hacía falta otro viaje de ida y vuelta. Un amor y un desamor político como el vivido por Pujol y González a través del teléfono rojigualda (coinciden los colores de las banderas de España y Cataluña) no precisaba esa imagen final, a la manera de último encuentro entre la princesa Margarita de Inglaterra y el coronel Townsend, aquel amor imposible que llevó a la princesa al whisky sin agua ni hielo, al coronel al exilio y a Hollywood a hacer, una bonita película interpretada por Audrey Hepburn y Gregory Peck.
Eran otros tiempos. Ahora incluso la película es imposible porque en realidad ya la hemos visto a través de los telediarios a manera de culebrón venezolano-catalán. ¿Se quieren? ¿No se quieren? ¿Ha ganado credibilidad González ante la opinión pública? ¿Ha ganado opinión pública Pujol, ante González? Aquí el único que no ha ganado nada con esta espera es González, y por extensión la oferta PSOE en las elecciones anticipadas, vengan cuando vengan. Al contrario, han perdido, están perdiendo un tiempo lamentable bunkerizándose, y en el futuro inmediato para reconstruir una imagen positiva habrá que demoler primero el búnker.
El poder ha sufrido un paralís, ese bichito agresivo que provoca la parálisis sin ser lo mismo. Se nota en los gestos. No están paralizados. Es que no saben qué hacer.
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