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Vecinos de la Caracol temen que se toleren sus ruidos por amiguismo

Los vecinos de la sala Caracol están en guardia ante la reapertura del local: temen que el hecho de que entre sus dueños figuren dos hermanas de Esperanza Aguirre, primera teniente de alcalde, se mantenga el "privílegiado" trato municipal que le ha perdonado su excesivo nivel de ruido. Las dos hermanas de la concejal del PP, que han vendido ahora parte de sus acciones, eran socias mayoritarias cuando Aguirre encabezaba el departamento de Medio Ambiente (responsable de la contaminación acústica).

Los vecinos resaltan las diferencias entre el caso de la sala Caracol -hasta hace. poco el templo del flamenco en Madrid- y la persecución que han sufrido el teatro Alfil o La Cuarta Pared. "En la Caracol se han desarrollado actividades que no estaban amparadas por la licencia de apertura, han actuado ilegítimamente, sin transparencia fiscal", protesta Paco González, vecino del inmueble. "Ante las reiteradas denuncias vecinales, algunas a horas tan poco cultusales como las cuatro de la madrugada, no se giró ni una sola visita de inspección ocular. Una vez que las quejas se hicieron insostenibles, se limitaron a urgir a la propiedad la insonorización del local", añade el vecino.Por eso en la zona se habla de connivencia política con el PP Esperanza Aguirre responde: "Connivencia política, ninguna. Como cualquier ciuda,dano, mis hermanatienen que cumplir las ordenanzas y las han cumplido". Y añade: "Hace año y medio que mis hermanas vendieron su parte".

A raíz de las denuncias vecinales, el pasado 6 de enero comenzaron las obras de insonorización en la Caracol, que se pararon en abril: se estaban le vantando cuatro metros de altura en la fachada sin la licencia necesaria para ello. Las obras se reanudaron en julio; y ahora los nuevos propietarios piensan en la primera quincena de octubre para su inauguración.

Mientras, los vecinos de la calle de Bernardino Obregón (Arganzuela), donde está el local ' tienen preparada el hacha de guerra por si la actividad de un local con licencia de "taller de enseñanza y desarrollo de actividades relacionadas con la música popular" vuelve a perturbarles el sueño. Por su parte, el presidente de la Junta Municipal, Clemente Torres (que repite en el cargo),. manifiesta: "Sin una licencia en regla, la sala no se abre. Y si la abren, se cierra".

A principios de este año entraron nuevos socios en Nave Fénix, la sociedad que explota la sala Caracol (las anteriores propietarias conservan "un tanto por ciento pequeño de acciones", según indica Mario Larrode, actual director gerente). Y entre sus planes para la nueva etapa de la sala Caracol (con un aforo, de 600 personas, según Larrode) figura potenciar los concierto! de música pop y rock. Larrode se muestra convencido de que la licencia que poseen sirve para este tipo de espectáculos:- "Todo lo que sea música, en principio, es algo popular. Lo mismo si es flamenco, pop oJazz", asegura.

Por su parte, Torres opina que, probablemente haya que "tocar" esa licencia. "Pero tengo que tener la ordenanza en la mano. Dentro de espectáculos hay una variedad enorme. Habrá que ver cuáles se prohíben". Este concejal del PP quiso cerrar la sala de teatro Cuarta Pared en 1993 alegando que no se acomodaba a la licencia.

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