Más divorcios tras el veraneo
Las vacaciones no responden siempre a las expectativas que se tenían antes de emprenderlas. "Se puede producir entonces un fracaso por mala elección en el modelo vacacional. Puede suceder que por razones familiares o económicas se vaya a descansar a un pueblo, cuando en realidad lo que se necesita es viajar y conocer nuevos lugares y gentes. O, al contrario, es común organizar un viaje apretado y agotador, cuando lo más adecuado sería un descanso en un lugar tranquilo", dice el doctor Juan José Árecheberra, psiquiatra del hospital Ramón y Cajal de Madrid.Este especialista subraya, asimismo, que a veces en las vacaciones afloran conflictos que estaban latentes y camuflados por la vida cotidiana, ya que "durante los días de descanso se estrechan las relaciones familiares y de pareja"
"Suelen ser frecuentes" insiste, "Ias demandas de divorcio en los meses de septiembre y octubre, al regreso de las vacaciones, porque durante este periodo se han roto las esperanzas puestas para solucionar una situación de crisis que se llevaba arrastrando desde hacía tiempo. Éste sería el caso del hombre que sigue con su matrimonio gracias al trabajo, a estar mucho tiempo fuera de casa y a otras relaciones personales y también sexuales o sentimentales".
Y esto es lo que le ha ocurrido a Javier Rodriguez, de 41 años, y médico en un hospital público de Madrid, que estaba deseando regresar a la vida de antes, con amante incluida, para zanjar definitivamente su problema matrimonial con la solicitud de divorcio. "Ha sido una falacia y una tortura", confiesa, "tratar de mantener un matrimonio que ya no existe. No tenía sentido continuar con esta farsa ni por los hijos. Durante las vacaciones tuve tiempo para meditar y, al ver mi vida familiar, decidir acabar con la agonía".
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