¿Hogar, dulce hogar?
El 'síndrome posvacacional' provoca trastornos físicos y psíquicos al volver a casa
La gran mayoría de los españoles ha regresado ya de su veraneo y es posible que muchos de ellos estén sufriendo lo que los expertos llaman el síndrome del regreso de las vacaciones o síndrome posvacacional. Suele aparecer días antes de la vuelta a casa y prolongarse una o más semanas después de la incorporación al trabajo. Angustia, cansancio, irritabilidad e insomnio son algunos de los síntomas de esta fase que generalmente no requiere la ayuda del médico y se pasa espontáneamente.
El estrés, la intensa actividad laboral y la vorágine en la que están inmersos los habitantes de los núcleos urbanos resultan frustrantes y alienantes, según dicen los psiquiatras. De esta manera, el hombre actual llega a necesitar vitalmente de las vacaciones, y se pasa buena parte del año soñando con ellas. Al sobrevalorar tanto esta etapa de des canso, se produce en él a veces una fuerte reacción de resistencia e inadaptación ante la reanudación del trabajo y el retorno a la vida cotidiana.
Esther Fernández, de 38 años y ejecutiva en una multinacional farmacéutica, confiesa que los primeros días de vuelta a la normalidad, "han sido horrorosos", y que se sentía incapaz de trabajar al ritmo que le exige su responsabilidad. "Después de estar dos semanas con los niños en una playa de Málaga", cuenta, "y otras dos sola con mi marido en México, es que no podía aceptar que ahora todo volvía a ser como antes, que el trabajo volvía a absorberme, que me tenía que multiplicar para sacar tiempo. Así que, en vez de sentirme contenta por estar todos juntos de nuevo en casa, he pasado unos días irascible, insoportable".
Tres semanas
Para el doctor Juan José Arechederra, psiquiatra del hospital Ramón y Cajal, de Madrid, el síndrome posvacacional no suele adquirir caracteres de entidad clínica, por lo que generalmente no requiere la ayuda del médico. "Pero sí puede producir" añade, "un gran sufrimiento, con una sintomatología muy variopinta, que casi siempre, como en un 80% de los casos, incluye el componente de la angustia. Pueden aparecer también síntomas somáticos, como dolores de cabeza y musculares, trastornos digestivos, pérdida del apetito, alteraciones del sueño y fatiga. Entre los síntomas psíquicos están la ansiedad, nerviosismo, irritabilidad y falta de concentración y bajo rendimiento en el trabajo".Según este especialista, la mejor actitud que puede adoptar quien sufre el síndrome posvacacional es "dejar de mirar hacia atrás como si se hubiera perdido el paraíso y centrarse en todo lo bueno que ofrece la vida cotidiana, incluso ilusionándose con proyectos para otras vacaciones". Arrecheberra considera que, si pasadas unas tres semanas desde la vuelta a casa, los síntomas no han remitido, lo más aconsejable es acudir al médico, ya que posiblemente encubran un conflicto interno más serio y la persona necesite una baja laboral. "En este caso", sugiere, Ia intervención del psiquiatra se fundamentaría en la terapia cognitiva, basada en introducir en el paciente pensamientos positivos, alicientes, para que enfoque de una manera esperanzada la nueva vida, que es la de antes de las vacaciones. Y, naturalmente, si existe otro problema encubierto, habría que diagnosticarlo y tratarlo". Las personalidades inseguras y perfeccionistas son las más proclives a padecer el síndrome posvacacional.
Felipe Montero, abogado penalista de 42 años, admite, incrédulo, que lo está pasando peor al volver a trabajar después de cinco semanas de veraneo que en el mes de abril, cuando se separó de su mujer: "La verdad es que nuestro divorcio no fue nada traumático y sólo me sentí algo desorientado al principio. Pero ahora, después de estar en el Caribe, conocer a una inglesa que ahora es mi novia y tener que separarme de ella para volver a la rutina... no podía aceptarlo. No hay quien me aguante".
Arecheberra advierte que este problema no es patrimonio exclusivo de ejecutivos y altos cargos, y asegura que las amas de casa son una presa fácil.
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