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La vida en la carrera política

Los sondeos de opinión de este verano indican que la descofianza de los norteamericanos hacia los partidos políticos del sistema bipartidista estadounidense alcanza un máximo histórico. Los norteamericanos votan de la misma forma en que piden la cena en un restaurante chino: un poco de esto y un poco de aquello. Los demócratas están notando especialmente la tendencia. Gran parte de su electorado habitual ya no se molesta en votar y se siente obstaculizado por la hamletiana incapacidad de Bill Clinton para tomar decisiones.Irónicamente, éste debería haber sido un buen periodo para los demócratas. Su partido tradicionalmente ha defendido un convenio social más equitativo y, en los últimos 15 años, han sido los ricos quienes han visto aumentar sus ingresos -la clase media y los pobres han visto sus ingresos y sus expectativas de futuros ingresos drásticamente reducidos-. Según una encuesta realizada hace poco por el Estudio de Renta de Luxemburgo (España no se encontraba entre las 18 naciones estudiadas), el desfase entre niños ricos y pobres es mayor -y por un amplio margen- en EE UU que en la mayor parte de los países industrializados. El desfase sólo se debe parcialmente al alto índice de natalidad entre adolescentes solteros y a la inadecuada absorción de la población de emigrantes; la población negra norteamericana no es emigrante, los emigrantes asiáticos y europeos están bien situados económicamente y los emigrantes ilegales no fueron incluidos en el estudio. El desfase se ha visto enormemente agravado a causa de la tremenda expansión de la riqueza de los ricos en los últimos 15 años, además de por la creación de una nueva clase muy poderosa. Aunque Estados Unidos no ha proporcionado los programas escolares y de asistencia médica e infantil que la mayor parte de las naciones europeas da por sentados, los demócratas no están en situación de conseguir que se aprueben sus leyes de política social.

A mediados del pasado agosto, el senador por Nueva Jersey Bill Bradley, estrella del Partido Demócrata y del equipo de baloncesto de los Knicks, decidió actuar por su cuenta y abandonó repentinamente esa formación política. Es el sexto senador demócrata que ha anunciado este año que no se presentará para ser reelegido en el Senado. En la misma conferencia de prensa, preparó el terreno para presentarse como candidato independiente a la presidencia en las próximas elecciones. Al igual que el presidente Clinton, que podría haber dado una noticia similar si hubiera estado en su posición, Bradley, de 52 años, empezó como estudiante en Oxford con una beca Rhodes. Además de licenciarse en Princeton con matrícula de honor en Historia, Bradley contribuyó heroicamente a convertir a los Knicks en un equipo ganador. (En Estados Unidos, o llevas heroicamente el país a la batalla o ganas heroicamente un partido de baloncesto). Bradley contó la historia de cómo llevó a los Knicks a la victoria en su éxito de ventas Life on the run.

Si la intención de Bradley es verdaderamente presentarse como candidato a presidente o si pretende utilizar su energía para reunir alguna clase de nueva coalición no está del todo claro todavía. Pero está al tanto de la existencia de una amplia población de electores sin hogar -una clase media desencantada, más todo lo que solía llamarse la clase trabajadora- En otras palabras, la gente que en el pasado colocó a los demócratas en el poder con su voto. El senador Dole también tiene los ojos puestos en el mismo electorado moderado. Como Bradley con los demócratas, Dole también está resuelto a librarse de parte del excesivo equipaje del Partido Republicano. Ha tomado sus decisiones. Se ha divorciado de la derecha religiosa y no está en contra del aborto. Además ha mantenido las distancias con el ala radical conservadora del Partido Republicano, dirigida por Gingrich, cuya política no goza de popularidad entre la opinión pública general. El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, otro republicano que ha roto con su partido, ha atacado las medidas sociales contra los pobres, los emigrantes ilegales y sus hijos simplemente porque son demasiado viles. Dole espera vencer su falta de carisma ante la opinión pública haciendo la corte al enormemente popular Colin Powell, ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas durante la guerra del Golfo, para que sea candidato a vicepresidente. Powell, que parece ser centrista, es la única personalidad negra que podría superar a Jesse Jackson en popularidad.

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Bradley también ha cortejado a Powers y Ross Perot, el peculiar millonario tejano que en las últimas elecciones demostró que, si tienes dinero y puedes comprar tiempo en televisión, puedes llegar a los electores sin el beneficio (o la deuda) de la pesada maquinaria política del pasado. Puede que Bradley y su grupo de independientes aborreciesen las tácticas suicidas -desesperada y un tanto amenazadoramente ambiciosas- de la derecha radical republicana dirigida por Newt Gingrich y utilizadas en las elecciones del pasado mes de noviembre, pero aprendieron de ellas: los demócratas fueron la anticuada infantería estacionaria contra la que los radicales de Gingrich efectuaron rápidos ataques de comando. No puedes derribar de un tiro fácilmente un objetivo que se mueve rápidamente y no puedes contraatacar fácilmente con acusaciones de corrupción e ineficacia a un nuevo grupo cambiante que parece haber nacido ayer por la mañana. ¿Cómo atacas la actuación de políticos que no han tenido un verdadero pasado? Kennedy enseñó modernas técnicas de campaña a su generación a través de un uso inteligente de la televisión: unos billetes de los grandes y los medios de comunicación se convertían en el mensaje. Newt Gingrich estuvo entre los primeros en entender el extraordinario potencial de Internet el ciberespacio como nuevo instrumento para las campañas políticas.

Bradley pretende convertir en una importante cuestión política el modo en que se van a llevar las elecciones en este tiempo que es una nueva era tecnológica.. Ya ha solicitado un límite para los gastos de campaña. Exigirá alguna regulación del ciberespacio, que Gingrich quiere mantener sin regular. Curiosamente, él y la gente de Gingrich -amigos y enemigos- coincidieron recientemente en Colorado en la Cumbre de Aspen: ciberespacio y el sueño americano II.

Barbara Probst Solomon es escritora y periodista estadounidense.

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