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La voz de Alditrans

Enrique Cercadillo, portavoz de los trabajadores de Alditrans, está leyendo El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián, un libro muy oportuno para la situación que está viviendo. Cercadillo es, a sus 45 años, la voz de los 19 empleados de Aldaya que reparten su tiempo entre el trabajo y la presencia silenciosa en la calle desde que ETA retiene al empresario.La agenda reivindicativa de los empleados está repleta. Lunes, martes, jueves y sábados se manifiestan tras la pancarta Todos somos José Mari para que a nadie se le olvide que su "compañero, jefe y amigo" está secuestrado. En números redondos, los trabajadores, han sacado su pancarta 60 veces durante los 118 días que Aldaya lleva en manos de ETA.

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El secuestro de Aldaya es desde hoy el segundo más largo de ETA

Hijo de un pastor y tras "una infancia primitiva" en Soria, Cercadillo llegó con 18 años a San Sebastián y ha recorrido con José María Aldaya un largo camino desde que éste decidió crear su propia empresa de transportes, Alditrans, hace 12 años. "Estoy cumpliendo una obligación para con José Mari, una persona entrañable, generosa y, para mí, un gran compañero", explica Cercadillo, que fue elegido portavoz por unanimidad entre los trabajadores. La pequeña plantilla de Alditrans reaccionó rápido ante el secuestro y salió a la calle cuatro díasmás tarde de que su jefe se convirtiera en rehén de los terroristas. "Hemos, aparcado nuestras ideas políticas porque nuestro objetivo es la liberación de José Mari; el secuestro nos ha unido mucho a todos los trabajadores", comenta el portavoz.

Si los 340 empleados de lkusi salieron a la calle para pedir la liberación de Julio Iglesias Zamora una vez a la semana, los de Alditrans han decidido compensar su pequeño número movilizándose cuatro días a la semana.

Los comunicados y dos cartas dirigidas a ETA jalonan los últimos 118 días de los trabajadores, que se oponen con todas sus fuerzas al chantaje de ETA. La claridad ha presidido la lucha de la plantilla, que en su día decidió difundir la situación económica de la empresa, que tiene un pasivo de 170 millones. de pesetas. "Todos nos sentimos secuestrados y con la libertad coartada", aseguran los empleados, entre los que se encuentran los dos hijos menores de Aldaya, Óscar e Idoia, y una sobrina del transportista secuestrado. "Hemos pasado del anonimato a una triste popularidad", repite Cercadillo, casado y con una hija de siete años. "No es nada agradable que te insulten y te amenacen por la calle", señala para añadir que "las amenazas e insultos siempre vienen del mismo sector".

Al portavoz le duelen las consignas de la izquierda abertzale, en los repetids encuentros de manifestación silenciosa de lazos azules y contramanifestación jalonada con gritos de "los asesinos llevan lazo azul" o "ETA mátalos". Pero responde con un reto: "Les invito a que pasen una jornada laboral en Alditrans y vean cómo somos". Unidos como una piña, los trabajadores suenan con Ia liberación de Aldaya. "Será un día de inmensa alegría y le gustará ver que no hemos parado", dice. El encargado de Alditrans pasa cada día la página de la agenda de Aldaya para que cuando vuelva vea todo tal como lo dejó. Dos grandes fotografías de Cercadillo recogiendo firmas, junto a Miguel Induráin en San Sebastián, son la sorpresa que los trabajadores han colocado en el despacho del secuestrado.

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Ayer mismo, Cercadillo manifestó tras la habitual concentración que ETA debería de responder a las cartas que le han dirigido públicamente los trabajadores de Alditrans, para "crear un poco de expectativas positivas". El portavoz recordó que desde el comunicado en el que ETA incluía una fotografía de Aldaya, la banda terrorista no ha vuelto a referirse al secuestro, a pesar de que los compañeros de trabajo de Aldaya han pedido "algún signo más". Además de lamentar, esa falta de respuesta, Cercadillo señaló que "siempre hay cosas que se pueden añadir" y ayudar a mantener confianza.

El objetivo de las cartas de los trabajadores de Alditrans, según su portavoz, es "dialogar, porque son ellos quienes le tienen [a José María Aldaya] y es la única forma de ponemos en contacto". Cercadillo está convencido de que los dirigentes de ETA han leído las misivas, pese a su falta de respuesta, por lo que "en este momento deberían contestar". Asimismo exhortó a ETA a que reflexione porqué: "no saben la persona que han cogido".

El portavoz agradeció una vez más los numerosos actos ciudadanos llevados a cabo para exigir la liberación de Aldaya.

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