"Mi marido sabía el riesgo que corría"
El general García Esponera anunció a su esposa el domingo desde Zagreb que se disponía a viajar a Pale
"Mi marido sabía el riesgo que corría, pero iba en misión de paz y tenía asumida la posibilidad de perder la vida en el cumplimiento de su misión. ¡Así son los militares españoles!".La esposa del general de brigada José Luis García Esponera no se hacia ayer tarde muchas ilusiones sobre la suerte que haya podido correr su marido. El Ministerio de Defensa ya le había puesto sobre aviso ante la probabilidad de que su esposo fuera uno de los cinco observadores de la, Unión Europea muertos en las proximidades de Pale, la capital serbobosnia, aunque la confusión reinante en la zona, sometida a intensos bombardeos por la fuerza aérea de la OTAN, impedia confirmar la noticia.
El general llamó por última vez a su domicilio el domingo. Se encontraba en Zagreb, la capital de Croacia, donde tiene su base la Misión de Observación de la ONU, para la antigua Yugoslavia, y anunció a su familia su propósito de dirigirse hacia Pale. En aquel momento, todavía no se había producido el atentado del lunes en Sarajevo.
Por eso, al contrario de lo que sucedió en los Ministerios españoles de Asuntos Exteriores y Defensa, donde se ignoraba que los observadores se encontraran en la zona objeto de los bombardeos y causaron desconcierto las noticias que hablaban de su muerte, la esposa del general terminó lo peor desde los primeros momentos.
José Luis García Esponera, de 56 años, natural de Zaragoza, con cuatro hijos, se incorporó a finales de junio a la operación en la antigua Yugoslavia como jefe de la división de operaciones y responsable militar de los observadores de la Unión Europea, puesto que corresponde a España durante su semestre de presidencia comunitaria.
Un blanco fácil
Sin más armas que la palabra y la paciencia, el general "confiaba en que [los contendientes] respetaran el vehículo blanco" a bordo del cual viajaban los observadores, según su esposa.
Sucedió lo contrario y, muy probablemente, lo fácil que resultaba identificar el todoterreno de la UE le convirtió en blanco fácil para sus agresores. "Era consciente del riesgo que corría", concluyó la mujer de García Esponera dando muestras, en su breve conversación con EL PAÍS, de una gran entereza.
García Esponera era, desde principios del año pasado, inspector general de Ingenieros y Transmisiones del Ejército y, como tal, máximo responsable de dicho cuerpo" por. lo que estaba destinado en el Estado Mayor Especial, en Madrid.
Su sólida formación militar la acreditan los diplomas de Estado Mayor por España y Estados Unidos, así como los títulos de Montaña, Paracaidista y Operaciones Especiales y la especialidad de Transmisiones y Criptografía con que contaba. Su primer destino, en 1960, como teniente, fue el Regimiento de Zapadores número 6. Posteriormente, estuvo en el Alto Estado Mayor, la Subsecretaría de Defensa, la Escuela Superior del Ejército -en la que fue profesor de organización- o la Embajada de España en Marruecos, donde fue agregado militar adjunto hasta 1978.
Como ayudante en la misión de observadores de la Unión Europea, el general García Esponera contaba con el comandante de Caballería Zenón. Luis Quintana Trejo, de 39 años, también presuntamente fallecido en el incidente de ayer.
Natural de Madrid, el comandante Quintana Trejo, casado y sin hijos, estaba destinado en el Regimiento de Caballería Lusitania, con base en Valencia, y contaba con experiencia en operaciones de paz, pues en 1989 se incorporó a la Misión de Naciones Unidas en Centroamércia (ONUCA), participando en el proceso que llevó a la pacificación de Nicaragua.
Los alrededor de 40 observadores que España mantiene de manera casi permanente en la antigua Yugoslavia, constituyen el flanco más vulnerable de su contituyen en la zona. Al contrario que los cascos azules, agrupados y con armas para defenderse, los observadores van desarmados y están dispersos por toda la región.
Ayer por la mañana, una vez iniciados los ataques de la OTAN y aunque la situación era tranquila en la zona de Mostar, donde están desplegados, los 1.300 miembros de la Agrupación Galicia pasaron de la alerta verde, la habitual, a la naranja; lo que implica restricción de movimientos y supresión de las misiones que no sean imprescindibles.
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