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Un guarda jurado encierra de noche a 150 personas en el parque del Capricho

RAFAEL FRAGUAS Al menos 150 personas, incluidos varios bebés, decenas de niños y hombres y mujeres mayores, quedaron encerradas en la noche del pasado domingo en el parque del Capricho, en Alameda de Osuna, al este de Madrid. El hecho se prolongó durante casi una hora. Se produjo al decidir un guarda jurado clausurar por su cuenta el jardín cuando se cumplía la hora de cierre. Y ello sin aviso previo y sin ofrecer alternativa de salida alguna a los encerrados, según confirmaron algunos de éstos. Agentes de la Policía Municipal y de los Bomberos del Ayuntamiento sacaron del parque a la mayor parte de los encerrados tras reventar el candado y la cadena que sellaban la puerta del jardín, dijeron fuentes policiales. Este suceso ocurrió sólo 48 horas después de la detención de un guarda jurado del mismo parque, P. S. G., de 31 años, que el jueves pasado fue denunciado por haber apaleado a dos jóvenes, Carolina Quintana y Rodolfo Martín, en el interior del jardín. El domingo, el guarda se hallaba en libertad, según la policía. Una parte de los encerrados en El Capricho la noche del domingo, jóvenes en su mayoría, pudo abandonar el parque por una improvisada gatera, abierta sobre la verja exterior del recinto. Empero, esta vía de salida no pudo ser utilizada por las personas de edad ni por los pequeños allí encerrados, dadas las dificultades de tránsito que presentaba. Los primeros que consiguieron escapar del parque, en torno a las 21.30 de la noche, dieron aviso a unos vigilantes jurados, que telefonearon a la policía.

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La policía reventó las cadenas que impedían salir a los encerrados

VIENE DE LA PÁGINA 1Rafael González, de 44 años. físico, que permaneció encerrado dentro del parque con su mujer, cuenta su versión de lo sucedido: "Eran unos minutos antes de las 21.00, plazo en el que comienza el cierre del jardín", señala. "Todo sucedió sin aviso a las personas que, como nosotros, nos hallábamos a esa misma hora en dirección a la salida", advierte González.

"El guarda jurado malhumorado y dijo que no iba a esperar a que la gente saliera", cuenta otro de los encerrados. Y agrega: "Sencillamente, echó el cierre, cogió su automóvil y se fue".

Esperanza Ausín, también presente dentro del parque, se queja: "Me quedé de una pieza al averiguar lo que pasaba. Resulta verdaderamente increíble que un guarda decida por su cuenta dejar encerradas de noche a tantas personas, incluso niños y bebés". Esperanza niega que los encerrados pasaran miedo, si bien destaca que "las personas mayores y las madres de niños pequeñitos mostraron una fuerte preocupación por todo, lo que sucedía".

Informados los agentes municipales de que 150 personas se hallaban encerradas en el interior del parque, dieron aviso in mediato al servicio contra incendios. Uno de los agentes, provisto, de una cizalla, cortó velozmente la cadena que cerraba la puerta del parque y reventó el candado de acceso a El Capricho. Después, los encerrados comenzaron a salir de allí entre muestras de alborozo, seguidas por otras de indignación debidas al tranceque tan arbitrariamente se les había hecho pasar.

Un apaleamiento reciente Los paseantes consultados creen que el encierro del domingo tiene relación directa con la detención, el pasado viernes, del guarda jurado P. S. G., de 31 años, de la empresa de seguridad Falcon, que vigila el parque del Capricho. El guarda fue denunciado por los jóvenes Rodolfo Martín y Carolina Quintana como autor del apaleamiento que ambos sufrieron dentro del mismo parque a manos de aquél, el pasado jueves. Rodolfo y Carolina habían penetrado allí por un boquete y, sin mediar palabra, fueron apaleados salvajemente, según denunciaron en la comisaría de Chamartín. Carolina, estudiante de selectividad, sufrió entonces fractura de un brazo y lesiones en las piernas, y su acompañante, alumno de Formación Profesional, resultó lesionado con contusiones generalizadas (ver EL PAÍS del sábado, 26 de agosto).

"El domingo nos encerró en venganza por el eco hallado por el castigo que infligió a los dos, chicos" decía anoche una señora airada que no quiere que su nombre sea publicado. Este periódico no pudo anoche obtener la versión de la empresa de seguridad Falcón a la que pertenecen los guardas jurados del parque del Capricho, abierto al público los fines de semana.

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