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Entrevista:ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE

El joven demócrata 10

No sé lo que pensaría Felipe González cuando se embarcó en el Azor, pero yo aún cambio de acera en la vía Layetana de Barcelona para no pasar por delante de la puerta de la Jefatura de Policía, la checa franquista. Unas semanas antes del encuentro con Ruiz-Gallardón en la antigua Dirección General de Seguridad, hoy sede del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid, tuve equivalente conversación con su antecesor, Joaquín Leguina, en este mismo salón, sentados a la misma mesa. Leguina me describió un desiderátum de socialismo real y progresivo que algún día tratará de resucitar de entre los muertos. Con Leguina me unen complicidades militantes: los dos empezamos en el FLP. También me une la comunión en la duda razonable sobre si vale la pena ser de un club que te acepta como socio. Pero este hombre treintañero que se llama Alberto Ruiz-Gallardón parece muy seguro de sí mismo, no ha comido nuestro pan ni bebido nuestro vino, gravemente más joven al natural que en las imágenes, sorprendentemente listo como el hambre no habiendo pasado nunca hambre, con un sentido del humor liberal que complementa con el hieratismo conservador de las fotografías, consciente de su condición de avanzadilla del PP en su irresistible ascensión desde el posfranquismo al infinito democrático. Ya en la recepción de esta antigua Dirección General de Seguridad me aguardaba otra prueba del new look PP: Marisa, la jefe de prensa, una muchacha en el sentido estricto del imaginario de muchacha, suelta y desenvuelta, precaria descripción forzada por los escasos nueve segundos de contemplación del otro sexo últimamente permitida. Marisa representa la futura ola femenina del PP, cuando cumpla sus objetivos la cuota acuarentada y minifaldera que ahora respalda a José María Aznar en los mítines, como una guardia de corps de señora en estado de dieta. Celia Villalobos dixit. Marisa está muy preocupada por el aspecto tétrico de esta ex Dirección General de Seguridad y alienta una operación de cirugía estética que le quite el tufillo a checa franquista y el ruido de las cadenas de las víctimas que fantasmalmente sube desde las celdas del sótano. Dos plantas más abajo de donde departo con Ruiz-Gallardón estuvo detenido su padre, uno de los caídos en la revuelta intelectual y estudiantil de 1956, caído singular porque el joven abogado era hijo de un cronista de la guerra de África, Tebib Arrumi, amigo personal de Franco hasta que Franco dejó de tener amigos ante Dios y ante la historia.-Tengo un sentido histórico que trasciende el franquismo, una época importante, sin duda, pero que no deja de ser un periodo limitado de la historia de España. Esto fue Casa de Correos, y aquí se ha reunido el Consejo de Ministros del Gobierno de la nación, y ha habido acontecimientos muy importantes en relación con la Segunda República. El franquismo no deja de ser parte de un todo, parte del alma del edificio.

-¿Es ésa una actitud generacional?

-Yo creo que sí.

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-A mí el edificio me inspira un rechazo que no supero imaginándolo simple pedestal de las campanadas de fin de año.

-Quizá su generación ha asimilado una representación negativa de lo que podía significar este edificio. Nosotros hemos despertado a la vida pública ya en democracia.

-Usted pasa por el prototipo de la derecha civilizada. ¿Dónde está la derecha por civilizar? ¿Dónde se ha metido? Porque no hay que presumir que haya desaparecido.

-¿Por qué no hay que presumirlo?

-Porque de vez en cuando me la encuentro por ahí, donde gobierna el PP: lápidas a los caídos por Dios y por España y el callejero exclusivamente dedicado a los vencedores.

-No hay que confundir las inercias con las iniciativas. No creo que hoy exista una derecha no democrática a considerar. No es voluntarismo. Lo digo sinceramente.

-¿Qué querían decir entonces los gritos que se oyeron el día de la victoria del PP en las elecciones municipales y autonómicas ante la sede de la calle de Génova: "Rojos, al paredón"; "Pujol, enano, habla castellano"?

-El grito aplastantemente mayoritario no era ése. En todas las manifestaciones del Primero de Mayo aparecen banderas republicanas y gritos extramuros del sistema. ¿Significa eso que Comisiones Obreras y UGT plantean alternativas al modelo político de la Constitución del 78? Obviamente, no. Los que estábamos en la primera planta de Génova, 13, veíamos y oíamos otras cosas, y es más, pedimos que la alegría no tuviese contenidos negativos.

Carrillo contaba que cuando decretó la desaparición del axioma de la dictadura del proletariado, antiguos camaradas le cogían por la manga de la chaqueta y le decían: "Bueno, eso está bien de cara a la galería, pero la dictadura del proletariado llegará. ¿Verdad, Santiago?". ¿A Ruiz-Gallardón también le tira de la manga de la chaqueta la derecha por civilizar? No es caso del PP y se equivocarían de manga. Le consta que es un partido identificado con el ideario que presenta a las elecciones. Es cierto que la renovación moderada de la derecha se ha hecho de arriba abajo, primero en el liderazgo, después en los cuadros, en los militantes, y finalmente en los electores. El proceso ha sido edagógico, como lo ha sido, y de arriba abajo, en el PCE o en el PSOE.

Pero primero a ambiado la sociedad. Una nueva mesocracia parademocrática que hace la transición y condiciona la hegemonía del centro-izquierda o derecha.

Estoy de acuerdo: las estructuras socioeconómicas de la España de 1975 permitían, no digo que invitasen a, pero permitían la transición política. Pero no hay que devaluar la voluntad misma de esa transición.

-Usted ha dicho: España ya no es socialista; eso recuerda aquella afirmación deformadamente atribuida a don Manuel Azaña: España ha dejado de ser católica.

-Quizá por el precedente histórico se hizo una interpretación extensiva de esa ftase; lo que yo quise decir y dije es que España, a partir de 1982, había respaldado mayo-

ritariamente al PSOE. Ha llegado un momento en que la gran mayoría del electorado abandona ese proyecto y decide no sólo desilusionarse y quedarse en casa, sino apoyar al PP.-¿Si gana el PP hará una apuesta por el neoliberalismo duro, es decir, por la dictadura del mercado, por el final de los referentes socialdemócratas?

-Si me permite una protesta intelectual contra la pregunta, ¿cómo se puede calificar de socialdemócrata intervenir en la economía?, cuando son precisamente los partidos populares los que apuestan por una economía que, sin suplantar la iniciativa privada, corrija los desequilibrios que produce. ¿Es socialdemócrata la defensa no ya del Estado del bienestar, sino de la sociedad del bienestar? ¿Socialdemócrata la defensa de valores ecológicos o de derechos humanos? El problema que hemos tenido en el centro-derecha es que banderas nuestras nos las hemos dejado arrebatar por la izquierda.

-Aquí estamos acostumbrados a derechas capaces de armar una guerra civil para que no les quiten las tierras.

-Para entender esa derecha habría que analizar qué izquierda teníamos entonces.

-Para entender aquella izquierda sería necesario analizar el talante del reaccionarismo español durante siglos.

-Afortunadamente, ni la derecha ni la izquierda de 1995 tienen nada que ver con las de los años treinta. La derecha que nosotros representamos no ha gohernado nunca en España, y cuando digo nunca me refiero a los escasos periodos democráticos que hemos tenido, ni, por supuesto, bajo ninguno de los regímenes no democráticos de este siglo, ni tampoco durante la transición democrática.

-Si no se declaran herederos de la derecha de la Restauración, ni del gilroblismo, ni del franquismo, ni de la democracia cristiana colaboracionista con Franco, ni de la posfranquista, ¿de dónde diablos ha salido esta gente?

De las grandes corrientes populares europeas. Nosotros pretendemos introducir en España los movimientos políticos, culturales y sociales que se han identificado con la oferta democristiana en Alemania, con el neogaullismo y las teorías giscardianas en Francia, la gran derecha republicana francesa, con los conservadores en Inglaterra, es decir, una derecha avanzada, que no se avergüenza de serlo, identificada con los valores democráticos y enfrentada al totalitarismo.

-La derecha conservadora inglesa ha arrasado y disgregado la cultura popular, las expectativas de los sectores populares. Hasta algunos representantes de la derecha económica consideran que el modelo thatcheriano en España sería una catástrofe.

-Ése es un juicio de pronóstico. Lo cierto es que analizando la situación económica del Reino Unido hoy es mucho mejor que la de otros países europeos: en cuanto a la generación de empleo, a la estabilidad de su divisa, a la inflación y a la reducción del déficit público. Que ha tenido efectos perversos, yo soy el primero en reconocerlo. Nuestro modelo no es el liberal absoluto aplicado durante algunos años en el Reino Unido y ahora paliado por Major.

Desde la heterodoxia o desde ese espíritu fundacional de derechas de nuevo diseño, Ruiz-Gallardón ha dicho que merece la pena asumir valores de la izquierda. ¿Cuáles? Hasta qué punto no planea el PP un juego parecido al del PSOE cuando absorbió valores de la derecha e inutilizó esa alternativa durante un buen tiempo. Vuelve a protestar, intelectualmente, contra la intención que le supongo de inutilizar a la izquierda. Quiere al PSOE en la oposición, pero útil. Una de las causas menos analizadas de los errores cometidos por el PSOE es que en 1982 no tenía una alternativa viable inmediata y eso permitió arrogancias y despropósitos impunes. Valores asumibles por el PP atribuidos a la izquierda: igualdad de la mujer, defensa de los necesitados, salvaguarda ecológica, solidaridad, mantenimiento de la sociedad del bienestar más que del Estado del bienestar. Esos valores, por poner cinco ejemplos nada más, deberían ser asumidos por los partidos de centro-derecha. Ante mi controlado pasmo, me tranquiliza: no, no, no es que la izquierda haya robado el progresismo a las derechas como Prometeo le robó el fuego a los dioses. Es que la derecha, al menos la española, no se ha dado cuenta hasta ahora de que esas reivindicaciones pertenecían al reino de la obviedad, que en sí mismas no son ni socialdemócratas ni del PP. ¿Qué le separa entonces de una posición socialdemócrata?

Que a los socialistas, y a las izquierdas en general, les caracteriza su desconfianza hacia el individuo y la persona y su apuesta por el papel intervencionista del Estado. El Estado sólo debe intervenir para corregir los desequilibrios producidos por la sociedad. El socialismo, incluso el democrático, desconfía del individuo.

-¿No se favorece así la ley del más fuerte y el aumento de los sectores perdedores, sumergidos, de la sociedad? El papel equilibrador de la derecha, eso sí me suena a utopía.

-En Alemania gobiernan las derechas y no les va mal. La democracia cristiana ha sabido demostrar, en un proceso durísimo de integración de una sociedad desarticulada y desarraigada, que provenía de Alemania del Este, que es capaz de aplicar esos valores y de ponerlos en funcionamiento.

-Alemania ha sido un caso aparte de frontera necesariamente ejemplar del capitalismo frente al potencial avance comunista. Pero en el mundo unificado por el capitalismo, ¿dónde termina el derecho del individuo rico y fuerte o de los pueblos ricos y fuertes? Ahí es necesario el intervencionismo equilibrador de la nueva derecha que aún no hemos gozado, de la que tanto cuesta construir un imaginario celtibérico. Incluso los imaginarios construidos a costa del PP son muy desiguales. Aznar, Cascos, Rato no pueden competir con Ruiz-Gallardón, lo más parecido al joven demócrata 10 intelectual, paracaidista civil retirado responsablemente al tener hijos, atlético pero frágil por la miopía, progresista pero dentro de un orden. ¿Es consciente de tan privilegiado retrato, mientras al pobre Aznar le recuerdan todos los días lo del bigotillo, lo de Chaplin?

Pido perdón porque es la tercera vez que protesto. Usted me considera un producto de mercado. Yo creo que una de las dificultades más importantes que tengo para desarrollar mi labor como presidente de la Comunidad autónoma es esa presión constante de intentar situarme en un lugar distinto y en un tiempo distinto al que estoy. Solicito humildemente que se me deje estar cuatro años al frente de esta Comunidad autónoma intentando demostrar si solamente son imágenes o si soy capaz de demostrar con hechos y con realidades cuál es mi proyecto.

No percibe que se le tengan celos dentro del partido. Nunca ha ocultado sus ambiciones. Un político que las oculta es poco de fiar, pero cualquier cálculo de futuro pasa porque gobierne bien esta Comunidad autónoma. Le planteo que su futuro también pasa porque no le abandonen los medios de comunicación que le han ayudado a ser el joven demócrata 10 y por ese aura positiva que le puede crear el intelectualado si bajo su reinado florecen las artes y las letras. Hay un terror generalizado a que cuando gane el PP estaremos a racionamiento de zarzuela, Norma Duval, Julio Iglesias y el pensamiento de Abc. El nombramiento de Villapalos como responsable de Educación y Cultura, ¿es una señal?, ¿en qué dirección?

Es la apuesta por la excelencia y la calidad, buscar a los mejores para hacer lo que beneficia a la sociedad. Las acciones políticas no pueden ir divorciadas de aspectos culturales. La credibilidad del proyecto nacional va a depender mucho de las realizaciones que nosotros hagamos, y creo que es precisamente en el mundo de la cultura donde tenemos que demostrarlo.

-Podemos asistir a un trasvase de complicidades intelectuales. Hay sectores de la cultura que entregados a la ley del mercado no sobrevivirían. Teatro o cine podrían ser más competitivos, pero necesitan protección. ¿Ese intervencionismo va a crear tránsfugas, otra casa común?

-Sería una mezquindad por nuestra parte.

- No conozco ningún poder que prescinda del recurso a la mezquindad.

-No, no, rotundamente no. Ése es un concepto absolutamente pesimista de la vida.

-De la vida no del todo, pero del poder sí.

-El poder es la vida, no existe una vida sin relaciones de poder. ¿Por qué se pretende aplicar a la vida pública una cosa distinta que a la privada? En la vida privada se dan relaciones de poder, de jerarquía; yo he sido hijo de mis padres y soy padre de mis hijos, y siempre he sabido que esa relación suponía un respeto, sin interés ni mezquindad.

Le hablo del libro de Margarita Riviere La década puritana y le planteo si percibe esa reacción puritana de la sociedad al final del milenio y que a los del PP se les ve puritanos y plastas. Atribuye ese prejuicio a que no se les conoce porque, de entrada, distinguen los mundos privados de los públicos. No, no son moralistas; bueno, añade que habla por él mismo, sin pretensión de fijar normas de conducta. La generación de sus padres padeció el autoritarismo y les ha inculcado el respeto a lo diferente.

Los padrinos mediáticos del PP vigilan los pasos del Gobierno de Ruiz-Gallardón, discuten sus nombramientos, le exigen que privatice lo privatizable, sobre todo Telemadrid.

-Una vez privatizada, irá a parar a un sector del capital proclive a la derecha, cultural y políticamente.

-¿El juicio se hace a partir de las televisiones privadas que hay?

-Casi siempre defienden jerarquías de valores que, salvo en el apartado desnudos, son de talante conservador.

-No creo que se identifiquen ideológicamente con el PP.

-Es que la derecha es algo más que el Partido Popular. Si privatiza Telemadrid le da una televisión más a la derecha.

-Si se me acusa de que dándole la televisión a la sociedad no hay un sector social de izquierda capaz de sostener un modelo propio de televisión, el problema es de la izquierda.

-La derecha compra porque ha acumulado con qué hacerlo. La izquierda no está en condiciones de invertir en medios de producción cultural de esta envergadura.

-No estoy de acuerdo, los agentes económicos que más acumulación de capital han conseguido en los últimos años han estado en torno a los sindicatos. Lo que ocurre es que no han acreditado una capacidad de gestión, y si hubieran evitado fracasos, como por ejemplo el PSV, habrían podido introducirse en los medios de comunicación, como en Europa.

-¿No le están ya pasando factura por los favores mediáticos, por esos apoyos corporativos a los que se refería Belloch? No acepta presiones. Su proyecto ha de ser apoyado por sus electores y no piensa fundamentarlo en elementos vindicativos. La sensación que se le ha acentuado es la de la soledad que conlleva la responsabilidad de gobierno. Es una sensación perversa, el adjetivo perverso le seduce porque le podría atrofiar la comunicación con la sociedad, pero evita el riesgo consultando, rodeándose de personas mejores que él.

-Ése es un consejo jesuítico.

Sí, es verdad: lo aprendió en los jesuitas. Decían que si te rodeas de gente mejor que tú, acabas siendo tan bueno como ellos. Hay que buscar más la calidad que la lealtad o el beneplácito. Me acompaña hasta la calle, tantas veces ensoñada por los que aquí padecieron encierro, tortura, muerte. Me recuerda que su abuela, la esposa de Tebib Arrumi, fue a protestar ante Franco por las condiciones de encierro de su hijo en la DGS y en Carabanchel. "Excelencia, ni siquiera puede jugar al ajedrez". Franco le hizo llegar un juego de ajedrez. Le advierto que todavía constan las siglas DGS, a manera de tres víboras enlazadas, sobre el dintel de la puerta que comunica recepción con el reino de Marisa. Le acompaño para que lo compruebe. Probablemente, aduce, ni Leguina se había dado cuenta. Al día siguiente Abc titulaba la primera página de Espectáculos: Socialistas, comunistas y leguinistas copan casi al completo el Festival de Otoño. Los socialistas, comunistas y leguinistas aludidos son: Bertolt Brecht, José Carlos Plaza, Oscar Wilde, Richard Strauss, Víctor Ullate, García Lorca, Eurípides, Unamuno, García Márquez. Añadía el editorialista que el programa, heredado de Leguina, al asumirlo Villapalos y Ruiz-Gallardón demostraban su excesiva buena fe.

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