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Eslavonia y la paciencia de Tudjman

Juan Carlos Sanz

Al presidente de Croacia, el nacionalista Franjo Tudjman, parece que empieza a perder la paciencia. La emisora de radio de los serbios de Bosnia aseguraba ayer que sus tropas han rechazado los ataques de la infantería del Consejo de Defensa Croata (HVO, milicias croato-bosnias) y de las fuerzas regulares de Zagreb contra la ciudad de Trebinje, desde donde sus baterías de largo alcance bombardean la periferia de Dubrovnik, al sur de la costa adriática. Mientras, Tudjman advertía que se agota el tiempo para la paz."Si la iniciativa norteamericana fracasa, Croacia estará legitimada para recuperar Eslavonia oriental [único territorio croata en poder de los serbios secesionistas] y ayudar a los musulmanes a proseguir su ofensiva en Bosnia", declaró ayer el presidente a la televisión pública francesa.

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Tudjmnan mantiene así la misma línea de amenazas lanzada en su conferencia de prensa del pasado viernes, cuando advirtió a los serbobosnios que ahuyentan con sus cañones a los turistas de Dubrovnik que su paciencia tiene un límite.

Durante el pasado fin de semana han sido las detonaciones de los disparos de la artillería croata en dirección a Trebinje (a unos 30 kilómetros de la costa) las únicas que se han podido oír en la zona.

La creación de una Gran Croacia fue también indirectamente evocada por Tudjman en sus declaraciones de ayer, al defender la partición de Bosnia-Herzegovina en dos zonas de influencia entre el Este y el Oeste, respectivamente.

"Rusia quiere mantener en su órbita a los países de religión ortodoxa, como Serbia (y sus aliados en Bosnia)", argumentó, "y EE UU desea que la federación croato-musulmana [en Bosnia] pueda adherirse a Croacia. En mi opinión, ésta es la única solución para resolver la crisis y la comunidad internacional lo ha entendido así". Tudjman se mostró dispuesto a reunirse con el presidente serbio, Slobodan Milosevic, si bien expresó sus precaución ante la posibilidad de un acuerdo directo Zagreb-Belgrado.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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