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Rusia recupera un templo zarista destruido por Stalin

Pilar Bonet

Rusia recuperó ayer uno de los grandes símbolos patrióticos de su pasado imperial zarista con la primera misa solemne en el templo de Cristo Redentor, que fue oficiada en las bóvedas de hormigón armado del recinto aún inacabado por el patriarca ortodoxo, Alejo II, en presencia de más de un centenar de sacerdotes ricamente vestidos, y miles de fieles.El famoso templo fue construido en el siglo XIX en memoria de la victoria de 1812 sobre Napoleón y fue demolido por orden de Stalin en 1931, con la intención de edificar un palacio que mostrara la superioridad del socialismo. El Kremlin, sin embargo, tuvo que contentarse con convertir el proyecto fallido en una piscina.

El templo, que en su versión original tardó 46 años en ser construido a base de limosnas, se reconstruye ahora a una velocidad vertiginosa, gracias al alcalde Yuri Luzhkov, un enérgico político que ha asociado su prestigio personal al proyecto y ha involucrado en él a buena parte de la nueva élite económica rusa.

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En pocos meses, los moscovitas han visto surgir de la nada una gigantesca estructura de hormigón armado que ocupa a unas 5.000 personas en tres turnos de 12 horas. Los obreros que construyen esta "obra del siglo" reciben algo más de un millón de rublos al mes (más de 200 dólares) y no hay entre ellos ningún extranjero, si se exceptúan los ciudadanos de repúblicas de la antigua URSS.

La opinión pública se ha dividido sobre la conveniencia o no de construir el templo y de gastar millones de dólares en él. Los partidarios, a su vez, están divididos sobre la conveniencia de usar o no materiales modernos en lugar de las nobles piedras que se usaran en el siglo XIX. De momento, han sido empleados más de 100.000 metros cúbicos de hormigón, y también ladrillo. El director del Banco Capitalino de Ahorro entregó un donativo de 60 kilos de oro para reconstruir el templo, pero el patriarca Alejo II y el consejo de vigilancia de la obra han tenido discrepancias sobre la conveniencia o no de cubrir las cúpulas del templo con oro puro, como en el siglo XIX, lo que supondría más de 400 kilos del precioso metal.

Muchos miembros del consejo quieren reconstruir el templo como era, y el artista Iliá Glazunov, uno de sus miembros, ha propuesto que sólo artistas ortodoxos participen en la decoración. Alejo II es partidario de usar una mezcla de titanio y oro, más resistente a las inclemencias del tiempo y, sobre todo, mucho más barata que el oro.

El presidente Borís Yeltsin, que ha apoyado la reconstrucción, ha concedido un régimen fiscal favorable para las donaciones destinadas al templo. Yeltsin ha definido la obra como una de las "tareas estatales más importantes" de la actualidad. "Rusia necesita hoy la Iglesia de Cristo Redentor. Es un santuario nacional de Rusia y debe ser reconstruida", manifestó el líder en un mensaje a la comisión impulsora del proyecto. Hace unos meses, el patriarca y el alcalde se dirigieron a Yeltsin para pedirle que el Estado ruso financiara las obras, pero el Gobierno ha desmentido repetidamente que éstas sean costeadas a cargo del presupuesto del Estado. El templo costará decenas de millones de dólares, y tendrá un recinto capaz para 10.000 personas con una altura de 103 metros que será el mayor de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por encima incluso de la catedral de San Isac de San Petersburgo.

Según el patriarca, el templo debe ser un monumento a la "gloria militar" de Rusia y un lugar donde los cristianos ortodoxos podrán rezar en memoria de todos los caídos de la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como en las muchas contiendas de este siglo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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