_
_
_
_
Entrevista:ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE

Los tres carnés de identidad de Gutiérrez

Gutiérrez considera más inexplicables los problemas entre IU y CC OO que los que existen entre el PSOE y UGT.- UGT es un producto del PSOE y ha sido muy meritorio que consiguiera despegarse de su papel de correa de transmisión. En cambio CC OO tuvo voluntad autonomista con respeto al PCE desde sus orígenes, entre otras cosas porque Carrillo las veía como "un magma fluido" del que se iba a nutrir su sindicato de verdad, la OSO, que en la práctica no llegaría a existir. Y yo, que tuve el carné del PCE antes que el de identidad y el de CC OO, no me explico a veces el hostigamiento que percibo por parte de algunos dirigentes de Izquierda Unida. Creo que las concepciones clásicas de la socialdemocracia y del comunismo lo tienen todo perdido. La autonomía sindical es irreversible porque va cada vez más asociada a la unidad.

Más información
Méndez: "Cada cual en su casa y Dios en la de todos"
Antes de que llegue el PP

- La unidad estrictamente nacional ¿es suficiente para enfrentarse a un capitalismo internacionalizado?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

- No. Es más, la renacionalización del sindicalismo, aunque sea unitaria, conduciría un nuevo corporativismo. Sería el gran fraude del movimiento sindical en los albores de¡ siglo XXI. El sindicalismo ha de tener dimensión internacional en la negociación con las empresas, con las instituciones supranacionales y estableciendo objetivos de solidaridad en la relación Norte-Sur. Es hora de que el movimiento obrero supere algunas hipocresías, incluso hipocresías bien intencionadas como la de practicar la solidaridad como un vínculo material y permanente, para equilibrar los derechos sociales y laborales con la Europa llamada periférica y más allá de Europa. Hemos de superar hipocresías en nuestro propio país, en mi propio sindicato. Ante el conflicto de la pesca con Marruecos, defendemos, claro, el derecho a pescar, pero si somos coherentes, si queremos que alguna vez los derechos sociales laborales y civiles se universalicen, primero habrá que universalizar el trabajo. Nosotros no podemos seguir acaparando todo tipo de actividades, las nuevas, las que tienen futuro, las de desarrollo intermedio y las más primarias, sin descentralizar, sin derivar actividades productivas a otras latitudes del mundo. El problema es quién está gobernando la descentralización productiva en el mundo, la nueva división internacional del trabajo. La dirige la derecha pura y dura, en busca de mano de obra más barata, casi esclava, y la izquierda no es capaz de resituarse. No concibo un mundo para siempre sometido al capitalismo salvaje. Concibo un mundo futuro en el que la universalización de la producción se corresponda con la universalización del reparto de la riqueza.

Frente a la disgregación de "Ias múltiples clases trabajadoras", sindicatos de servicios, pero también sindicatos sociopolíticos con una perspectiva universal de la lógica del sistema capitalista y del papel que pueden cumplir los movimientos sociales para corregirla positivamente. No como partidos bis, sino como entidades orgánicas conectadas cotidianamente con la dinámica social frente a la tendencia al desmantelamiento del sistema democrático social. El movimiento sindical produce sindicatos de trabajadores, no sindicatos de ciudadanos: para eso están los partidos.

UGT y CC OO han representado en España un referente cultural de izquierda en tiempos de desnaturalización socialista y débil instalación de Izquierda Unida. Gutiérrez cree que los sindicatos tienen la ventaja de estar cotidianamente en tensión social: negociaciones, convenios, expedientes de crisis, secuelas del paro, reivindicaciones en todos los sectores de la producción. Hay que cambiar, la relación entre los partidos y la sociedad, después de 13 años, de Gobierno socialista, perdida la oportunidad de crear una nueva cultura democrática. que recogiera el lema de Azaña: "No hay que hacer una República para los ciudadanos, sino unos ciudadanos para la República".

- ¿El felipismo ha sido como un socialismo bonsái cultivado en los jardines de La Moncloa?

- En este país no nos merecemos elevar el llamado felipismo a la categoría de doctrina socio-política. Ha sido el practicismo más sobado, sin originalidad. Eso es más viejo que el meao: un tuerto rodeado de ciegos.

A Gutiérrez casi le indigna que en esté final de la etapa se le está abriendo a la derecha una gran autopista de llegada al poder sin haber hecho ningún mérito. Al contrario. Conductas desmerecedoras del PP se compensan automáticamente por las enormes torpezas y desaguisados de González y su Gobierno.

- Sin embargo no vayamos a pagar muy caro un error de apreciación. Aquí no va a haber una simple alternancia. Entre los poderes económicos reales de este país puede predominar el modelo de banca más depredador, como el del Santander, al parecer muy conectado con el posible nuevo poder. Una banca no comprometida con la economía productiva, no como la Societé General de Banque de Bélgica, que siendo mucho más importante reparte dividendos mucho más modestos porque se implica en el desarrollo industrial de su país. De prosperar el ala dura neoliberal del PP aumentará la desertización industrial. Y si se produce un cierto continuismo en política ecónomica, culturalmente hay síntomas de una alternativa reaccionaria sectaria, xenófoba, puritana, socialmente revanchista. Todo eso sobre la desertización de la cultura de izquierdas propiciada por los Gobiernos de González.

Tal vez vuelva a ser necesaria una Ilustración de izquierdas, sin caer en el mesianismo, ni en el recurso de reñir a las masas porque tras equivocarse votando a los socialistas ahora se equivoquen votando a las derechas. Gutiérrez recuerda cuando Carrillo se autocriticaba porque la gente no le entendía y el PSOE aún insiste: ¡no nos entienden!

-Me revienta que cada vez, tras un fiasco electoral, nuestra autocrítica era criticar a la gente por ser idiotas, sin explorar seriamente en qué nos habíamos equivocado.

La izquierda debería tener preparada su alternativa para el día siguiente, en todos los dominios, tratar de reconstruir un imaginario de poder democrático. Hacer suyas propuestas responsables en el terreno económico, como reducir el déficit público, porque quien más lo paga es el que está abajo. Los bancos hacen negocio con el déficit público. Pero reducirlo con medidas reaccionarias como congelar el gasto social o la inversión pública eso es no sólo una estupidez sino también una temeridad. Los sindicatos anunciaron chapuzas que luego se han confirmado, por ejemplo, la desvirtuación del proceso para llegar a la unidad monetaria en 1996, ahora aplazada hasta 1999. Hay que trabajar en la línea de la economía productiva, con el gasto público necesario, sin recaer en ortodoxias monetarias ni en inversiones disparatadas como las de los fastos de 1992, incluido el TAV. Sólo la economía productiva puede solucionar el problema del paro.

-Iba a llegar la cultura del ocio y se ha instalado la del paro. ¿Hay soluciones estructurales?

- Las hay si se abandona un modelo de desarrollo insostenible y si la izquierda define cómo concibe la empresa. Hay que disputarle al capital la distribución de la riqueza para crear más y mejor empleo. Las nuevas tecnologías en algunos lugares ya están creando más puestos de trabajo de los que destruyen. Tendría que ser una panacea de la izquierda la universalización del derecho al trabajo, base de los derechos del hombre, En las inmensidades pobres del mundo capitalista unificado vemos el desorden del hambre, de las enfermedades, de la destrucción del medio, de las guerras civiles. ¿Una autoreordenación del capitalismo? ¿Con qué cerebro?

Dos líderes jóvenes, tan cerca de la realidad que parecen reales. Además, creen en algo. Que el mercado, uno, grande y libre, necesita un cerebro racionalizador. De izquierdas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_