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'Vacaoke' a la luz de la luna

Mil vecinos de Guadarrama se reúnen en su coso para cantar 'karaoke" sin que les pillen las vaquillas

El objetivo del espectáculo que organizo en la madrugada del martes la peña El Capote, de Guadarrama, era que los aficionados al karaoke aguantasen el tipo imitando a su cantante preferido en medio del coso, mientras una vaquilla paseaba por la plaza. Pero al respetable -en su mayoría jóvenes del género masculino- le tiraba más los cuernos que el micrófono. Así las cosas, la mayor parte del público prefirió emular a El Cordobés antes que a Manolo Escobar.

La peña El Capote, organizadora de la segunda edición de La vaquilla del karaoke, invirtió más de 300.000 pesetas en la atracción, convencida de que "los tiempos cambian y hay que innovar".

La mitad del peculio se la llevó el responsable del equipo técnico, que además ejercía de presentador. El hombre era de todo menos marchoso. No intentó siquiera animar el cotarro. Su única aportación fue repetir hasta la saciedad: "No tiréis del micro, que se rompe". Frase que cambió al cabo de una hora por "no tiréis del micro, que no funciona".

Mientras en el coso la mocería pasaba en general del karaoke y se divertía citando y esquivando al astado, en las gradas un grupo de adscritos a la peña Los Clarines tarareaba con fervor las letras que aparecian en la pantalla de vídeo. Con coreografía incluida: contoneo ala izquierda, ondulación de brazos hacia la derecha.

El reto estaba en intentar terminar una canción subido a la pequeña tarima -unos 10 centímetros de alto y un metro cuadrado de superficie- que ocupaba el dentro del coso, donde se llegaba esquivando a la vaquilla. Sobre el minitablao colgaba un micrófono unido por un cable a la mesa de sonido, situada en la presidencia.

Encima de uno de los tendidos estaba la pantalla donde se sucedían los vídeos musicales subtitulados con la letra de las canciones.

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Nadie acabó su canción: ni Mi carro, ni El tractor amarillo, ni el tema de Sabina, que interpretó un trío de mozos que tuvo que salir por pies y cuyo cantante sufrió el primer revolcón. Cuando atacaba el estribillo "pisa el acelerador, no tengas miedo", la vaquilla se debió de dar por aludida y embistió sin contemplaciones.

El millar de personas que asistió al espectáculo -a la respetable hora de las 3.30- no parecía decepcionado. Salieron del coso contoneándose y tarareando la última canción: "¡Ay Macarenaaa!".

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